Lun 08.05.2006

EL MUNDO

Bush bajo fuego por su ¿elegido? para estar al frente de la CIA

Aún George W. no oficializó la candidatura de Michael Hayden como jefe de la agencia de inteligencia y ya se abrió la polémica. Hayden es un ex oficial de la fuerza aérea y fue director de la Agencia Nacional de Seguridad, que espiaba comunicaciones civiles.

› Por Andrew Gumbel *

El presidente Bush estaba ayer bajo una lluvia de críticas, tanto de los expertos de inteligencia republicanos como de los demócratas, por su presunta intención de nombrar a un veterano general de la fuerza aérea como el próximo director de la Agencia Central de Inteligencia (CIA por sus siglas en inglés), después de la repentina renuncia del jefe saliente, Porter Goss, el viernes pasado. La lucha es esencialmente una guerra de influencia entre los militares estadounidenses, que ya controlan el 80 por ciento de los recursos de inteligencia del país, y el liderazgo civil tradicional de la CIA, que consideran que la agencia se ha sobrepolitizado, al igual que se ha desmoralizado profundamente luego de los ataques del 11 de septiembre –a los que no logró prevenir– y el fárrago de inteligencia que rodeó a la guerra de Irak.

Ahora, también promete convertirse en una lucha política intensa. Durante todo el fin de semana, la Casa Blanca hizo circular el nombre del general Michael Hayden, el antiguo jefe de la Agencia de Seguridad Nacional (NSA por sus siglas en inglés), mientras se esperaba que el presidente hiciera el anuncio oficial del sucesor de Goss como muy temprano hoy. Los demócratas se apuraron a asegurar que lo acribillarán a preguntas durante cualquiera de las comparecencias para su confirmación, al menos por ser el hombre que estuvo a cargo de la controversial –y, hasta diciembre pasado, secreta– operación de escuchas antiterroristas, que sobrepasaron los canales legales usuales.

Ayer, sin embargo, el coro de desaprobaciones se extendió al presidente republicano del Comité de Inteligencia de la Cámara de Representantes, Pete Hoekstra, de Michigan, que dijo en una entrevista televisiva: “No deberíamos tener a un militar dirigiendo una agencia civil en este momento... es la persona equivocada en el lugar equivocado en el momento equivocado”. Los demócratas se apuraron a agregar sus propias objeciones. “No se puede tener a los militares controlando la mayor parte de los aspectos de la inteligencia”, aseguró la senadora Dianne Feinstein, de California. La CIA, agregó, “es una agencia civil y debe ser una agencia civil”. En los últimos 18 meses, la administración Bush ha buscado reconfigurar a todo el aparato de inteligencia de Estados Unidos, designando a John Negroponte, el antiguo embajador en Irak y las Naciones Unidas, en el nuevo cargo de director nacional de Inteligencia y fijando a no menos de 18 agencias, incluida la CIA, bajo su jurisdicción.

Según la visión de Negroponte, la CIA debe renunciar a su tradicional rol centrado en los análisis de inteligencia y centrarse, en cambio, en las operaciones de campo –robar secretos a gobiernos extranjeros e intentar frustrar los complots para lanzar ataques contra objetivos estadounidenses en el país y en el exterior.

* De The Independent de Gran Bretaña, especial para Página/12.

Traducción: Laura Carpineta.

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