EL MUNDO › EL ARCHIVISTA DEL PLAN CONDOR FALLECIO DE NEUMONIA EN BRASILIA
“El Unico Líder”, como lo apodaban sus seguidores, fue el mandatario que más tiempo gobernó un país latinoamericano, después de Fidel Castro: 35 años. Fue una pieza clave en el Plan Cóndor y está acusado de 120 asesinatos.
El ex presidente paraguayo Alfredo Stroessner murió ayer a los 93 años en Brasilia, donde recibió asilo luego del derrocamiento de su dictadura de 35 años (1954-1989). “El Rubio”, como lo apodaban sus seguidores, fue el mandatario que más tiempo gobernó en un país latinoamericano, después de Fidel Castro. Stroessner falleció a causa de las complicaciones que le causó una neumonía tras una operación de hernia y sus restos mortales fueron velados ayer en la capital brasileña. Su familia anunció que analiza la posibilidad de trasladar los restos a Asunción, mientras el gobierno de Nicanor Duarte Frutos aclaró que no se le rendirán los honores reservados para los ex presidentes, debido a los juicios por delitos de lesa humanidad que tenía pendientes.
El general Alfredo Stroessner nació el 3 de noviembre de 1912 en la ciudad de Encarnación, a 370 kilómetros al sudeste de Asunción. Hijo de Hugo Stroessner, un alemán originario de Baviera, y de la paraguaya Heriberta Matiauda, el “Unico Líder” –otro de los apodos que le daban sus partidarios– ingresó como cadete militar en 1929 y participó como combatiente en la Guerra del Chaco entre Paraguay y Bolivia (1932-1935). De su matrimonio con Eligia Mora, una humilde maestra de escuela que falleció en febrero de 2006 en Asunción, tuvo tres hijos: Gustavo, Graciela Concepción y Hugo Alfredo.
El imponente hombre de 1,90 metro de altura estremecía con su presencia hasta a sus colaboradores más cercanos. En 1951 fue nombrado comandante en jefe de las Fuerzas Armadas y el 4 de mayo de 1954 ascendió al poder tras derrocar al presidente civil Federico Chávez. Para conservar las apariencias, designó por tres meses como presidente provisional a Tomás Romero Pereira, un civil leal que le preparó el terreno para asumir oficialmente el 15 de agosto de ese año. Sin que ningún adversario se opusiera a sus ambiciones –los que lo hicieron fueron encarcelados o desterrados– se autorreeligió en 1958. Desde entonces renovó su mandato cada cinco años: 1963, 1968, 1973, 1978 y 1983.
Desde el Partido Colorado, Stroessner organizó un movimiento de masas entre las clases campesinas pobres, que le dio sustento social, mientras sus medidas acentuaban los privilegios de los terratenientes. Se le atribuye igualmente haber creado una cerrada secta político-religiosa, conocida como Pueblo de Dios –aún existente– que se proclamaba católica, apostólica y paraguaya (no romana). En sus ceremonias, según testigos, se transformaban los salmos para referirse al dictador como un enviado de Dios.
La dictadura de Stroessner fue una de las más duras de Sudamérica. Se calcula que entre 1954 y 1989 hubo un millar de desapariciones y asesinatos por cuestiones políticas, en tanto que dos millones de paraguayos optaron por el exilio. El Rubio nunca ocultó sus simpatías por el nazismo y su país se convirtió en un santuario para los criminales de guerra, como fue el caso del científico Josef Mengele, y de otros dictadores latinoamericanos, como el nicaragüense Anastasio Somoza.
Pero su larga presidencia comenzaría muy pronto a decaer. La apertura democrática en Brasil, la Argentina y Uruguay asfixió lentamente a su gobierno a partir de 1983. El golpe que lo derribó del poder el 3 de febrero de 1989 fue la manifestación de que Washington ya no confiaba en el veterano dictador. Tampoco parte de su familia, ya que la asonada fue liderada por su consuegro y número dos del régimen, el general “El Tigre” Andrés Rodríguez. Después de un par de días preso en una instalación militar, el 5 de febrero de ese año Stroessner abandonó un país que había sido realmente suyo por 35 años para instalarse en Brasilia. Stroessner debía ser cuidadoso, ya que tenía pendientes cuatro juicios por delitos de lesa humanidad por la tortura y muerte de al menos 120 opositores, y un pedido de captura internacional en una causa abierta por su participación central en el Plan Cóndor, un operativo de coordinación represiva de los regímenes militares sudamericanos en los años ’70. El ex dictador mantuvo un perfil bajo durante su estadía en Brasil, pero su estado de salud fue durante muchos años motivo de conjeturas y leyendas. Cuando estaba en el poder se decía, por ejemplo, que padecía cáncer de próstata o de piel, y que este último era la causa por la que nunca le estrechaba la mano a nadie. Lo que no es leyenda es la neumonía que terminó con su larga vida ayer, que no lo encontró con su figura imponente de siempre, sino deteriorado físicamente y con escasos 45 kilos de peso.
Informe: Virginia Scardamaglia.
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