El caso Posada Carriles se convirtió en un problema para Estados Unidos, donde se encuentra detenido por ingresar ilegalmente. Mientras Washington se opone a extraditarlo a Cuba y Venezuela, otros siete países americanos ya dijeron que no lo quieren.
Ya son siete los países que se negaron a recibir al terrorista anticastrista Luis Posada Carriles. El año pasado un juez estadounidense decidió que el disidente cubano había entrado ilegalmente al país y ordenó su deportación. Sin embargo, a lo largo del juicio la defensa logró convencer al juez de que si era deportado, su vida correría peligro, en referencia a sus “enemigos” en Cuba y Venezuela. Tanto Caracas como La Habana lo responsabilizan por varios atentados, entre ellos el ataque a un avión civil cubano en el que murieron 73 personas. Ahora, Posada Carriles debe demostrar que ha agotado todas las posibilidades para ser aceptado en otro país. Si lo logra, la Justicia le podría permitir vivir en Estados Unidos sin restricciones.
Canadá, México y toda Centroamérica –Panamá, El Salvador, Honduras, Guatemala y Costa Rica– ya rechazaron la posibilidad de recibir al hombre responsable de varios atentados contra Cuba y ciudadanos cubanos. Tanto el diario The Miami Herald como dos testigos de la defensa afirmaron en los últimos dos días que seis países –no incluían a Panamá– se negaban a aceptarlo. Ayer, el vicepresidente primero y canciller panameño, Samuel Lewis Navarro, también rechazó esta posibilidad, aunque destacó que todavía no habían recibido una solicitud formal de Washington. Actualmente, la Justicia de ese país está procesando a cuatro funcionarios del anterior gobierno por haber permitido la salida ilegal de Posada Carriles en 2004, el día siguiente en que la ex presidenta Mireya Moscoso lo indultara.
Según los testigos de la defensa, el anticastrista tenía ayer esperanzas de que El Salvador reconsiderara su posición. Sin embargo, su optimismo duró poco. El ministro salvadoreño del Interior, René Figueroa, volvió a hablar y aseguró que su gobierno ya tomó una decisión. “No nos gusta el terrorismo, no queremos tener ningún vínculo (con Posada Carriles)”, dijo Figueroa al diario salvadoreño CoLatino. El presidente Antonio Saca había hablado antes del tema y había rechazado las versiones periodísticas que, desde Estados Unidos, aseguraban que Posada Carriles mantenía contactos con importantes funcionarios de su gobierno. Este rumor no es del todo inverosímil. Durante los años noventa, el terrorista anticastrista planeó los atentados contra hoteles cubanos –uno de ellos dejó un muerto– desde países centroamericanos. Esto explica sus contactos en el gobierno panameño de Moscoso y, posiblemente, sus amistades en El Salvador.
A pesar de que un juez de Inmigración rechazó la extradición a Venezuela el año pasado –Caracas lo reclama por el atentado de 1976 contra un avión cubano que se dirigía a Venezuela y en donde murieron 73 personas–, el abogado del Ministerio de Justicia estadounidense, Ethan Kanter, le pidió el lunes al juez Norbert Garney que no se expida todavía, ya que las gestiones para su extradición aún continúan en Washington. Según publicó ayer el diario cubano Juventud Rebelde, Kanter explicó que el juez puede decidir mantener preso al terrorista anticastrista en forma indefinida. La ley estadounidense, explicó, contempla esta posibilidad si el acusado representa un peligro para la comunidad.
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