EL MUNDO › HEZBOLA RECONSTRUYE CASA Y CAMINOS; DOMINA EL ESCENARIO LIBANES
› Por Mercedes López San Miguel
Hezbolá sufrió un duro golpe militar pero fortaleció su capital político. La guerrilla y su líder Hassan Nasralá se ganaron la fama de ser la única fuerza árabe que peleó contra Israel hasta alcanzar una tregua. Ahora monopoliza los esfuerzos de reconstrucción. El gobierno libanés apenas balbucea sobre el desarme de la guerrilla, ahora que llegan las tropas libanesas al sur del país.
Nehme Y. Tohme, un miembro del Parlamento del bloque reformista antisirio, citado por The New York Times, dijo que funcionarios de Hezbolá le dijeron que con el cese de fuego Irán suministraría “fondos de un presupuesto ilimitado” para la reconstrucción. Lo dijo Nasralá el lunes en un mensaje televisado: “Al completar la victoria, podemos empezar con la reconstrucción”. Alrededor de 600 milicianos murieron en el conflicto, aunque el grupo no dio cifras de sus muertos.
Con el inicio del repliegue israelí cientos de miembros de Hezbolá se abocaron en tareas de limpieza y verificación de los daños causados por los ataques israelíes en docenas de pueblos a través del sur libanés. En Sreifa, un funcionario de Hezbolá dijo que el grupo ofrecería una ayuda inicial de 10 mil dólares a los residentes para que paguen sus alquileres, compren muebles nuevos y alimenten a sus familias. “No podemos esperar que lleguen los vehículos pesados del gobierno, porque podrían tardar demasiado”, explicó el líder de Hezbolá por televisión.
Los analistas locales señalan que el líder chiíta ocupó un vacío político y mediático ante la evidente debilidad del gobierno libanés. “Parecía hablar como el líder de la nación, más que como la cabeza de un grupo dentro del variado mosaico de partidos políticos”, señaló Rami G. Koury, columnista del Daily Star de Beirut, refiriéndose al discurso televisado de Nasralá. “El poder de Hezbolá se apoya en dos pilares: la resistencia y los servicios sociales. Esta guerra sirvió para ilustrar lo bien que hace las dos cosas”, dijo Amal Saad Goyareb, profesor de la Universidad Americana de Beirut.
“No habrá confrontación con Hezbolá”, dijo ayer el portavoz del gobierno libanés, Ghazi Aridi. “El ejército se despliega en su territorio para la población y no contra alguien”, precisó. El vocero dijo que la guerrilla chiíta “acepta que el ejército libanés desplegado a partir de hoy en el sur de Líbano se apodere de las armas que encuentre en la región”.
El premier libanés, Fuad Siniora, siente que su base de poder se le va de las manos. Ayer llamó a la unidad nacional y a la formación de un Estado fuerte. “No habrá otra autoridad además de la autoridad estatal, no habrá armas fuera de la autoridad estatal”, señaló. Pero la realidad parece indicar otra cosa.
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