Sobre llovido mojado. Después de la salida del secretario de Defensa, Donald Rumsfeld, parece probable que el atribulado George W. Bush va a perder otro importante nombramiento: su enviado a la ONU. La única verdadera esperanza de la administración de confirmar al embajador John Bolton yace en asegurarse el apoyo del republicano Lincoln Chafee, un moderado de Rhode Island que perdió su banca en la elección del martes y por lo tanto se retira a fin de año. Pero Chafee ha dicho que no apoyará el nombramiento de Bolton, negándole así los votos que necesitan los republicanos.

Hablando con los reporteros en Rhode Island, Chafee dijo que creía que el público estadounidense mandó un claro mensaje el martes y que él estaba obligado a escucharlo. “El pueblo estadounidense se expresó en contra de la agenda del presidente sobre una serie de frentes y presumiblemente uno de ellos es la política exterior. Y en esta tardía etapa de mi mandato, no voy a apoyar algo contra lo que el pueblo estadounidense se expresó”, dijo. “Confirmar a Bolton en la posición de embajador de la ONU es un error, después del claro consenso del país de que se necesita una nueva dirección. Hace mucho que creo que la filosofía que ha llevado a cabo esta administración ha dañado nuestra posición de liderazgo en el mundo.”

Mientras tanto, como parte de la reorganización en el Senado, otro aliado de la administración, el senador James Inhofe, de Oklahoma, perderá su puesto como presidente del influyente Comité de Medio Ambiente. Inhofe, que una vez dijo que la amenaza de un catastrófico recalentamiento global era “el mayor engaño jamás perpetrado al pueblo estadounidense”, será reemplazado probablemente por la demócrata californiana Barbara Boxer.

Bolton, un ex subsecretario de Estado, acusado por los críticos de promover la guerra contra Irak con datos falsos, fue nombrado temporariamente por Bush en el verano de 2005, porque los demócratas bloquearon su confirmación. Esta fue vehementemente rechazada por los demócratas, quienes evitaron que el tema fuera votado. Pero el nombramiento temporario de Bolton expira en enero del 2007 y Bush no puede renovarlo.

No está claro por qué la Casa Blanca, todavía tambaleante por la derrota del martes, el jueves volvió a someter el nombramiento de Bolton al Senado. Quizá juega con los tiempos de la ONU. Sabe que es un momento delicado, si no inoportuno, para enviar un reemplazante a la asamblea, justo cuando se deciden temas que van desde las pruebas nucleares en Corea del Norte hasta la persistente violencia y las masacres en Darfur en Sudán. “El ha sido extraordinariamente efectivo en la ONU y no es el momento de tener un vacío en el lugar de nuestro embajador en la ONU”, dijo el vocero del departamento de Estado, Sean McCormack.

Pero los demócratas indicaron que si el Senado proceden con el nombramiento de Bolton cuando se vuelva a convocar la semana que viene, nuevamente evitarán que el tema llegue a votarse. Tal como están ahora, a los republicanos les faltan tres votos de los 60 que necesitan para forzar un voto sobre el tema.

“No veo el motivo de considerar la nominación de Bolton nuevamente en el Comité de Relaciones Exteriores porque, suceda lo que suceda, es improbable que sea considerado por todo el Senado”, dijo el senador Joseph Biden, el demócrata que presidirá el Comité de Relaciones Exteriores el año entrante.

Robert Gates, nominado por Bush para reemplazar a Rumsfeld como secretario de Defensa, tiene más perspectivas de ganar la conformidad del Senado. Las audiencias se han preparado para principios de diciembre, cuando la Cámara alta regrese de las vacaciones de Acción de Gracias. Se espera que la Cámara alta pueda votar a Gates antes de fin de año.

* De The Independent de Gran Bretaña. Especial para Página/12.

Traducción: Celita Doyhambéhère.