Dom 17.12.2006

EL MUNDO  › HABLA EN EXCLUSIVA EL PADRE DEL ESPIA ENVENENADO

“La orden provino de Putin”

A pocas horas de volver a Rusia, el padre de Litvinenko rompió su silencio. Culpó a los servicios del Kremlin por la dolorosa muerte de su hijo y dijo que su “Sasha” no es ningún traidor.

› Por Andy McSmith *

Desde Londres

El padre del ex agente de la KGB Alexander Litvinenko acusó al presidente Vladimir Putin de ordenar el asesinato de su hijo, alegando que ninguna otra persona en Rusia tiene la autoridad para ejecutar un asesinato en el exterior. En su primera entrevista desde la muerte de su hijo, Walter Litvinenko, que sirvió como médico en el gulag durante los años comunistas, dijo que está convencido de que Alexander fue envenenado por la policía política rusa, la FSB, sucesora de la KGB.

“El cínico asesinato de mi hijo fue un acto calculado de intimidación. No tengo duda de que fue muerto por la FSB, y que la orden provino de ese ex espía de la KGB, el presidente Putin –dijo–. No tengo duda sobre ello. Era la única persona que podía dar esa orden. No me cabe la menor duda de que fue hecho por los hombres de Putin”. Los incendiarios comentarios van a enfurecer al Kremlin, que todavía está intentando salir de la tormenta política que siguió a la misteriosa muerte de su hijo el 23 de noviembre, después de ser envenenado con un raro elemento radiactivo, polonio 210, el 1o de noviembre en Londres.

Litvinenko también acusó al presidente de Rusia de gobernar bajo un régimen “autoritario” y afirmó: “Bush y Blair han confiado demasiado en él. No deberían haber confiado tanto”. Litvinenko también describió cómo lo sorprendió su hijo cuando le reveló que se había convertido al Islam en su lecho de muerte. Los cuatro hijos de Walter Litvinenko fueron educados como rusos ortodoxos. Pero Nalchik, cerca de Chechenia, donde creció Alexander, es una región donde los musulmanes son mayoría.

Litvinenko padre, que no habla inglés, también dijo que volvería a Rusia, a pesar de sus sospechas sobre el presidente. Cuando se le preguntó si no estaría corriendo riesgos, dijo: “Por supuesto que será peligroso. Pero si no digo nada, entonces habré traicionado a mi hijo”. Profundamente religioso, dijo que cuando supo que su hijo estaba en el hospital rezó intensamente. Pero poco después supo que Alexander –conocido en la familia como “Sasha”– quería ver a su padre urgentemente. El viaje en tren a Moscú duró dos días. Walter estaba tan ansioso que no podía comer y subsistió con agua hasta que estuvo en el avión que lo llevó a Londres. Encontró a su hijo moribundo.

“Traté de mirarlo a la cara, y estaba lleno de sufrimiento. Siempre fue una alegría mirar a mi hijo porque era tan buen mozo, pero ahora era difícil reconocerlo. Sus ojos estaban cerrados. Hice la señal de la Cruz encima de él y recé un padrenuestro. Le dije, ‘Sasha, vi la luz cuando le estaba rezando a San Sergio, y sé que mejorarás’. Le dije una mentira. Le dije ‘Sasha, el veneno dentro tuyo se ha ido. Todo lo que tienes que hacer es sobreponerte a sus efectos’. Y vi una enorme esperanza en sus ojos.”

“Sasha abrió los ojos. Se sentó, exactamente como en la fotografía en todos los diarios. Dijo: ‘Papá, tengo algo muy serio que decirte’. Sus ojos estaban muy serios, siempre recordaré esa mirada. Me dijo: ‘Me convertí al Islam’. Pensé que todo era muy extraño. Había sido creyente. Todos mis hijos son creyentes. Era como si nuestros roles se hubiesen cambiado; como si él fuera mi padre, y yo su hijo. Dije: ‘Sasha, cualquier cosa. Cualquier cosa con tal de que no te vuelvas comunista o adores al diablo’.”

“Sólo pude estar con él durante dos noches. Sufría frente a mí. Algo muy poderoso estaba actuando dentro de él y lo estaba matando. Sasha me dijo: ‘El largo brazo de Putin me alcanzó aquí’. Era muy fuerte, y muy valiente, luchaba por vivir. Se escribirán libros sobre él”.

Alexander se alistó a la edad de 17 años en la División Dzerzhinsky del Ministerio del Interior, y fue alentado por su padre para aceptar un ofrecimiento para transferirse en 1988 a la KGB, que era considerada entonces como una organización muy prestigiosa. “Un día, Sasha me llamó y me dijo: ‘Escuchá, papá, tengo un llamado de la KGB para que me una a ellos. ¿Qué dirías vos?’ En aquel momento, la KGB tenía un aura legendaria, con todas las historias sobre los famosos espías, y dije, ‘Sí, hijo. Ve y sirve a tu patria’. No hablaba mucho sobre su trabajo en la KGB. Lo que dijo era que solía infiltrarse en bandas, haciéndose pasar por un bandido. En Internet hay montones de informes diciendo que Sasha solía ser un espía. Nunca fue un espía. Eso es una mentira. Mayormente se dedicaba a la contrainteligencia”.

En 1998, sin avisarle a su padre, Litvinenko dio una ahora famosa conferencia de prensa, sosteniendo que la FSB estaba formando un escuadrón para eliminar a personas políticamente problemáticas y que él había sido comisionado para asesinar a Boris Berezovsky. Fue arrestado en 1999. “El primer día de cárcel tuvo seis acusaciones, pero cuatro de los cargos fueron retirados. Era muy obvio que todos esos cargos eran fabricados. Revisando los archivos, encontraron cosas bastante ridículas. Estuvo acusado de robar unas latas de comida y de cachetear a alguien –afirmó Walter–. Sasha nunca traicionó a nadie y le digo a la gente por la que él dio su vida que, por favor, no traicionen a Sasha”.

* De The Independent de Gran Bretaña. Especial para Página/12.

Traducción: Celita Doyhambéhère.

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