EL MUNDO › UNA NUEVA POLEMICA TRAS LA MUERTE DEL DICTADOR
› Por María Laura Carpineta
El legado del ex dictador Augusto Pinochet le sigue dando dolores de cabeza al gobierno de la Concertación. Un nuevo debate surgió ayer en Chile después de que la ministra de Defensa, Vivianne Blanlot, reconociera en una entrevista a El Mercurio que el ex dictador debería tener un busto en la galería de ex presidentes en la Moneda. “Por muy repulsiva que nos resulte a muchos la idea, nosotros hicimos un acuerdo de reconocerle el status legal de presidente”, había explicado la ministra, recordando los compromisos que conllevó la transición. Sin embargo, no todos en el oficialismo coincidieron con la funcionaria. En diálogo con Página/12, el jefe de la bancada en la Cámara de Diputados, el democratacristiano Gabriel Ascencio, sostuvo que es inconcebible reconocer a Pinochet como un presidente constitucional.
En el Partido Socialista, cuna política de la presidenta Bachelet, también criticaron las declaraciones de la ministra de Defensa. “Sería una ofensa para quienes pagaron con sus vidas el haber estado en el palacio de La Moneda junto al presidente Salvador Allende el 11 de septiembre de 1973, defendiendo la institucionalidad y la democracia”, aseguró el vicepresidente del Senado, Jaime Naranjo. Por su parte, el diputado Ascencio también alertó sobre el mensaje que se enviaría al mundo al colocar un busto del ex dictador en la Casa de Gobierno. “Estamos diciendo que cualquier militar que toma el poder por las armas puede ganar después un status legal. Eso no corresponde”, cuestionó el diputado. “Ya fue demasiado que le hayan rendido honores. Fue un exceso”, agregó.
El senador socialista Carlos Ominami también coincidió en criticar a la ministra, aunque rescató su desempeño en el funeral como única representante del gobierno. “Hay que valorar el esfuerzo que tuvo que hacer para resistir con una gran serenidad y estoicismo un acto militar que terminó siendo político”, afirmó en diálogo telefónico con este diario. “Más allá del juicio que uno pueda tener, Pinochet fue un comandante en jefe designado por un presidente legítimo y por eso merecía un funeral militar. Pero de ninguna manera merece un lugar en la galería de los ex presidentes que fueron elegidos por voluntad popular porque Pinochet no se ganó ese lugar”, aseguró.
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