Sáb 06.01.2007

EL MUNDO  › SUS AMIGOS NO TRIBUTAN EN FRANCIA

Rock de Sarkozy

› Por Octavi Marti

Desde París

Johnny Hallyday, el incombustible y sesentón “ídolo de los jóvenes”, el rockero capaz de llenar con 80 mil espectadores el Stade de France, parece estar gagá. El primer síntoma de senilidad lo dio hace un año, cuando amparándose en la nacionalidad belga de su padre quiso convertirse también él en súbdito del país vecino. Los belgas estimaron que no necesitaban de la personalidad del cantante y de sus beneficios netos de más de un millón de euros anuales. Ahora Hallyday se ha comprado una residencia en Gstaad y se dispone a vivir en la ciudad turística de Suiza seis meses y un día cada año para ser suizo. Y a pagar impuestos como un suizo, no como un francés.

Hasta aquí nada que decir, pero el problema nace de que hace apenas un mes, Johnny, que se ha trasladado a Suiza porque dice estar “harto de pagar impuestos” en Francia, apareció en Marsella en un mitin de su amigo Nicolas Sarkozy, ministro del Interior, presidente de la formación conservadora en el poder, la Unión para un Movimiento Popular (UMP), y candidato en las elecciones presidenciales de mayo. Pero un rockero, por más viejo que sea, no debería hacer pública su pasión política por un candidato después de haber trasladado su domicilio fiscal al extranjero.

Johnny no ha tenido en cuenta nada de eso y aparece ahora como el símbolo de la fiscalidad para ricos que, según dicen desde la oposición de izquierdas, propugna Sarkozy. Arnaud Montebourg, el portavoz de Ségolène Royal, la candidata socialista a las presidenciales, lo ha denunciado en un artículo virulento en el diario Libération.

A Sarkozy le gustan las amistades peligrosas. Durante su fugaz paso por el Ministerio de Economía y Finanzas, no le faltó tiempo para recibir, con gran fasto y delante de todas las cámaras, a Tom Cruise. De nuevo en el Ministerio del Interior, Sarkozy se convirtió en el “maestro” del rappero Doc Gyneco, metamorfoseado ahora en consejero de Sarkozy para asuntos de las banlieues, los conflictivos suburbios en los que queman coches y edificios públicos. Doc Gyneco tenía una deuda con el fisco de 700 mil euros, pero gracias a Sarkozy y a su equipo de asesores podrá pagarla en cómodos plazos. Los artistas parecen resultar peligrosos para los políticos. Sarkozy haría bien en tenerlo en cuenta para mantener sus expectativas electorales.

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