NOTA DE TAPA
› Por Pablo Capanna
Además de monstruos de cemento, la ingeniería produce sueños y fantasías que seducen a los hipermodernos: megaproyectos como el que pretendía abrir un segundo canal de Panamá usando explosiones nucleares, construir un dique en el estrecho de Behring desde donde se bombearía agua tibia a Siberia y Canadá, crear un Sol termonuclear, tender un acueducto que conectase el Amazonas con Africa o embolsar la Tierra con una ligera membrana, para prevenir los tsunamis y otras catástrofes naturales. Sin embargo, ninguno fue tan osado como el que aspiraba, sin prudencia ecológica, a bajar el nivel del Mediterráneo para ganarle miles de hectáreas al mar y generar energía eléctrica a discreción, ampliando así la superficie europea hasta convertirla en un nuevo y ambicioso supercontinente: Atlantropa.
› Por Federico Kukso
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