Desde Bruselas

Decenas de talibanes, entre 80 y 150, según las fuentes aliadas, murieron en la madrugada de ayer al ser machacada con fuego aéreo y terrestre la columna de camiones con que acababan de penetrar en Afganistán desde sus santuarios en Pakistán.

De confirmarse las cifras, se trataría del más intenso enfrentamiento entre las fuerzas de la OTAN y los islamistas radicales desde los librados a mediados de septiembre que costaron cientos de vidas. A pesar de la nueva infiltración desde Pakistán, el general David Richards, responsable de las fuerzas aliadas en Afganistán, elogió la contribución de Islamabad a la reducción del número de incidentes.

Fuerzas de la OTAN, esencialmente soldados norteamericanos, y del ejército afgano observaron la concentración de insurgentes en Waziristán, un distrito tribal paquistaní al otro lado de la frontera. Esperaron los aliados a que la caravana de camiones entrara en la provincia afgana de Paktika y a un kilómetro de la frontera les cayeron con todo. “Hubo entre 130 y 150 muertos”, explicaba anoche Mark Laity, portavoz de la Fuerza Internacional de Asistencia –ISAF–. La valoración se realizó teniendo en cuenta la estimación de fuerzas talibanes transportadas en los camiones, según Laity, y de que “muy pocos cruzaron la frontera de nuevo”.

Un portavoz del Ministerio de Defensa afgano en Kabul habló de 80 muertos, mientras un representante de los talibanes dijo que todo eran mentiras y que no había muertos suyos. Reconoció, sin embargo, que había habido víctimas civiles. El de ayer es el primer choque serio del año después de que 2006 se cerrara con la muerte de más de 4000 afganos en enfrentamientos con las fuerzas de ISAF y de Estados Unidos.

* De El País de Madrid. Especial para Página/12.