EL MUNDO › AL MENOS DOS MUERTOS EN EL CHOQUE ENTRE CAMPESINOS Y AUTONOMISTAS
Una batalla campal estalló en la plaza central de la ciudad cuando jóvenes de clase media cargaron contra los campesinos con bates de béisbol y armas de fuego. El ejército debió intervenir, pero ya era demasiado tarde: hubo al menos un muerto por bando y la violencia se extendió por todo el país.
› Por Pablo Ortiz
Desde Cochabamba
Bolivia llora otra vez a sus muertos, a muertos anunciados a los gritos, señalados e ignorados. Ayer, la sangre llegó al río Rocha de Cochabamba (centro), cuando grupos afines al prefecto (gobernador) de Cochabamba, Manfred Reyes Villa, chocaron contra campesinos cocaleros que sitiaban la ciudad para exigir la renuncia del prefecto, al que no le perdonan que haya decidido apoyar el pedido autonomista de la media luna. Armados con bates de béisbol, palos, barras de metal y pistolas de diversos calibres, los citadinos se propusieron a desalojar de la ciudad a los campesinos que se encontraban desde el 4 de enero sitiando la plaza central y bloqueando todas sus vías de acceso. Al final de la jornada, el reporte oficial habla de dos muertos, uno de cada bando, y de 80 heridos. Sin embargo, extraoficialmente el número de fallecidos sube a cuatro y el de heridos a más de un centenar.
Lo peor es que el enfrentamiento había sido ampliamente anunciado. El miércoles un grupo denominado Jóvenes por la Democracia había dado 24 horas de plazo para abandonar la ciudad a los campesinos, llegados desde Chapare, la cuna política de Evo Morales, que se encuentra de viaje en Nicaragua. Todos los medios de comunicación alertaban sobre grupos de vecinos de las zonas clasemedieras de Cochabamba que se estaban organizando para salir a expulsar a los cocaleros y ni eso disuadió a la ministra de Gobierno, Alicia Muñoz, a reforzar la presencia policial para evitar los enfrentamientos. El lunes pasado ella había ordenado a la Policía no repeler a los manifestantes el mismo día en que los cocaleros quemaron la puerta de la Prefectura, pero ayer no escuchó ni a sus efectivos de Inteligencia, que le advertían que los choques serían violentos y que había gente armada. Estas señales tampoco le importaron a Reyes Villa, que abandonó Cochabamba para dirigirse a La Paz, donde se reunió con los gobernadores de Santa Cruz, Tarija, Beni y La Paz para pedir apoyo a sus colegas opositores.
A las 15.30, la policía se vio rebasada en la zona de la Plaza de las Banderas, en pleno centro de la ciudad. Los diferentes canales de televisión mostraron el preciso instante en que se produjo el primer choque: como una ola, los jóvenes citadinos arremetieron contra los campesinos, que estaban menos preparados para el enfrentamiento y se vieron obligados a retroceder lanzando piedras. Los que se retrasaban, hombres o mujeres, sufrían la furia de los bates, palos y fierros.
Una hora más tarde, Nicomedes Gutiérrez, un cocalero de 40 años que había llegado desde Chimoré, cayó muerto por un impacto de bala en el costado izquierdo. A esa misma hora, los heridos comenzaban a inundar la sala de emergencia del Hospital Viedma y a las 18.10, la morgue del centro recibió el cuerpo de Christian Urrestia, un joven de 20 años que fue estrangulado con una cuerda luego de recibir cortadas de machete. Luego se confirmó que es sobrino de un alto funcionario de la Prefectura. El gobierno sólo decidió sacar al ejército pasadas las 18.30, cuando los enfrentamientos habían amainado.
Luego de conocer el detalle de muertos y heridos llegaron las lamentaciones y se levantaron los dedos acusadores. Arropado por sus colegas no afines a Evo, Reyes Villa repitió desde un céntrico hotel paceño que no renunciará y responsabilizó al gobierno por los hechos, recordando que son las bases de Evo las que sitian su ciudad y que su senador, Omar Fernández, es quien los dirige. Su par paceño, José Luis Paredes, pidió al gobierno dar el primer paso para pacificar Cochabamba, mientras que el tarijeño Mario Cossío aseguró que “lo que pase de ahora en adelante será sólo responsabilidad del presidente”.
A cuatro cuadras de allí, el presidente en ejercicio, Alvaro García Linera, salió a responder a Reyes Villa. Primero aseguró que el gobierno insistirá en la búsqueda de una solución dialogada y recordó que desde hace dos días el ministro de la Presidencia, Juan Ramón Quintana, se encuentra en Cochabamba tratando de mediar entre los movimientos sociales y el prefecto. “Hay que lamentar la actitud intransigente de Reyes Villa que rechazó el diálogo y prefirió dejar su ciudad para venir a La Paz a hacer política y conspirar contra el gobierno. Señor Reyes Villa, no se hace política con los muertos”, dijo.
Luego, García Linera denunció que sería un funcionario de Reyes Villa quien repartió palos, bates y granadas de gas lacrimógeno al grupo Jóvenes por la Democracia, y oficializó que se detuvo a Alex Jesús Rosales, Carlos Ferrante y Benjamín Soliz Bánzer portando armas de fuego. Este último habría sido visto disparando su pistola calibre 22. García Linera anunció que los tres serán investigados y procesados por tentativa de homicidio.
Luego, llamó a ambos sectores a deponer las armas y sentarse a una mesa de negociación. Propuso un acuerdo que “respete el voto popular”. El acuerdo consistiría en que los movimientos sociales se comprometan a no movilizarse para obligar a que Reyes Villa renuncie, siempre y cuando el gobernador se comprometa a no promover un referéndum por las autonomías en su distrito.
Sin embargo, la propuesta cayó en saco roto. Reyes Villa pidió ayer a la Corte Nacional Electoral que abra los libros para recolectar las firmas que obligarían al Congreso a llamar a un referéndum que reemplace los resultados del 2 de julio pasado, cuando ganó el No a las autonomías por un contundente 64 por ciento. Por otra parte, el senador Fernández convocó a una nueva movilización para hoy a las 11 (hora argentina), en la que volverán a exigir la renuncia de Reyes Villa. Por su parte, los campesinos de Chapare decidieron levantar los bloqueos de caminos, pero no para quitarle presión al gobernador, sino para llegar hasta Cochabamba a reforzar a sus bases.
Detener lo que comenzó ayer ya no será fácil, porque el conflicto ya desbordó Cochabamba. Anoche los ciudadanos de El Alto marchaban sobre La Paz y bloqueaban el acceso hacia el aeropuerto. No sólo pedían que se vaya Reyes Villa, sino que también renuncie Paredes. Desde Santa Cruz, cívicos y empresarios cerraron filas en torno del gobernador cochabambino y decretaron un paro cívico para el próximo martes.
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