El premier ruso ofreció cooperar con las defensas antimisiles de EE.UU. en Europa oriental y Bush se mostró interesado.
El presidente de Rusia, Vladimir Putin, ofreció a su homólogo de Estados Unidos, George W. Bush, el uso de un radar en Azerbaiyán como parte de un escudo antimisiles que proteja a Estados Unidos, Rusia y Europa. Por su parte, Estados Unidos aceptó formar un grupo de trabajo para estudiar la propuesta, según el consejero de Seguridad Nacional, Stephen Hadley. Putin hizo esta oferta en una entrevista bilateral durante la cumbre del G-8, como una alternativa a los elementos del escudo antimisiles que Estados Unidos pretende desplegar en la República Checa y Polonia, de acuerdo con Hadley. Al término del encuentro, el mandatario ruso manifestó que si Washington y Moscú cooperan con transparencia “no habrá problemas”, mientras que Bush calificó la propuesta de “interesante”. Por su parte, la UE logró convencer a Estados Unidos de que sean las Naciones Unidas las que encabecen la lucha contra el cambio climático.
Fuentes estadounidenses han interpretado la propuesta como una forma de reducir la tensión por parte de Rusia, que llegó a amenazar con apuntar sus cohetes hacia Europa si EE.UU. seguía adelante con su despliegue en territorio polaco y checo. El grupo de trabajo estaría formado por los ministros de Defensa, Estado y de Asuntos Exteriores de ambos países, según Hadley. La propuesta de Putin aparentemente fue una sorpresa para los funcionarios estadounidenses. En unas breves declaraciones a la prensa tras la entrevista, el presidente ruso dijo que estaba muy satisfecho con el espíritu de franqueza de la conversación con su homólogo estadounidense.
Por su parte, Bush afirmó que ambos líderes mantuvieron un diálogo constructivo y expresó su deseo de colaborar con Rusia. “Le he dicho que estoy deseando que vaya a la casa de mis padres en Maine para conversar más”, manifestó Bush, quien invitó al líder ruso a acudir a la residencia de su familia el 1º y 2 de julio en Kennebunkport (Maine).
El radar situado en Gablá, a 250 kilómetros de Bakú, la capital de Arbaiyán, que Rusia alquila desde 2002, le permite detectar la trayectoria y los eventuales blancos de misiles procedentes de Irán o Irak. A una distancia de hasta 6000 kilómetros, el radar de Gabalá es capaz de detectar los lanzamientos de misiles balísticos y de crucero desde bombarderos, buques y submarinos norteamericanos, calcular su trayectoria y definir los blancos y el momento del impacto.
“En cuanto cualquier país, incluido Irán, ensaye un misil de largo alcance, nuestros medios de inteligencia, tanto estadounidenses como rusos, lo detectarían enseguida”, aseguró Putin. “Lo podemos utilizar en régimen automático y todo el sistema que emplacemos protegería, no sólo una parte del continente, sino toda Europa, sin excepciones”, dijo el mandatario ruso.
Por otra parte, los líderes de los siete países más industrializados del mundo y Rusia, reunidos en Heiligendamm, alcanzaron un compromiso para reducir de forma “sustancial” las emisiones de gases de efecto invernadero bajo el amparo de Naciones Unidas, según anunció en rueda de prensa la anfitriona del encuentro y canciller alemana, Angela Merkel, que ha calificado el acuerdo de “gran éxito”. Los países europeos lograron convencer a Estados Unidos de que la lucha mundial contra el cambio climático se afronte dentro del marco de la ONU.
Aunque Merkel no logró que la Casa Blanca acepte su propuesta de reducir a la mitad de aquí a 2050 las emisiones de los gases que provocan el calentamiento terrestre, los límites concretos a esas emisiones podrían fijarse, tras el compromiso alcanzado hoy, a partir de las negociaciones que comenzarán en diciembre próximo en Bali bajo los auspicios de Naciones Unidas. El plan del presidente de Estados Unidos, George W. Bush, abogaba por reunir a los 15 países más contaminantes del planeta para llegar a un acuerdo sobre la reducción de las emisiones de CO2 a la atmósfera, pero al margen de la ONU. Los socios del G-8 convencieron a Bush para que su iniciativa se incluya en un proceso global piloteado por Naciones Unidas. Los líderes del G-8 y del G-5 celebrarán mañana en Heiligendamm una reunión conjunta en la que el cambio climático será el tema central.
* De El País de Madrid. Especial para Página/12.
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