EL MUNDO › OFENSIVA DEL ESTADO ESPAÑOL CONTRA LA GUERRILLA VASCA TRAS EL FIN DE LA TREGUA
Arnaldo Otegi, jefe de Herri Batasuna, el brazo político de la ETA, fue condenado a quince meses de prisión y detenido cuando estaba a punto de dar una conferencia de prensa. La policía se prepara para enfrentar disturbios en las principales ciudades del País Vasco.
› Por Oscar Guisoni *
desde Madrid
El Tribunal Supremo español condenó ayer a Arnaldo Otegi, líder de la formación Herri Batasuna –brazo político de ETA– a quince meses de prisión. El máximo referente de la llamada izquierda vasca fue detenido minutos después de la una del mediodía, cuando se disponía a dar una conferencia de prensa en un hotel de la ciudad de San Sebastián. Las fuerzas de seguridad del Estado esperaban en grado de máxima alerta ayer por la tarde en previsión de los disturbios que se podrían llegar a producir en las más importantes ciudades del País Vasco.
El primer ministro español, José Luis Rodríguez Zapatero, puede volver a considerarse, en cierto modo, un hombre afortunado. Durante la misma semana en la que ETA rompió de forma unilateral la tregua armada que mantenía en todo el territorio español haciendo añicos su preciado plan de paz, dos episodios de la agenda judicial reforzaron la posición del gobierno de cara a la opinión pública y al mismísimo movimiento separatista. El primero, el alta médica otorgada al etarra Iñaki De Juana Chaos que permitió al gobierno volver a endurecer su régimen carcelario, el mismo que había sido relajado por las autoridades penitenciarias cuando la huelga de hambre protagonizada por De Juana lo llevó al borde de la muerte. Y ahora la prisión a Arnaldo Otegi, el hombre que lidera las fuerzas políticas cercanas a las reivindicaciones nacionalistas de ETA y que poco o nada pudo o quiso hacer durante el fallido proceso de paz intentado por la administración socialista.
Otegi ha sido condenado por el delito de enaltecimiento del terrorismo por las palabras que pronunció en el homenaje al etarra José Manuel Beñarán, alias Argala, en 2003, con motivo del 25 aniversario de su fallecimiento. El proceso había quedado pendiente de una resolución del Tribunal Supremo que luego de dos días de deliberaciones lo condenó ayer por unanimidad a quince meses de reclusión y siete años y tres meses de inhabilitación absoluta, tal y como lo había dispuesto previamente la Audiencia Nacional. La defensa del líder vasco había interpuesto un recurso ante el máximo tribunal español con la esperanza de la que la fiscalía del Estado retirara los cargos en medio del proceso negociador iniciado el pasado año con la organización armada.
Pero los tiempos han cambiado luego de que ETA rompiera primero la tregua de hecho a finales de diciembre con el atentado en el aeropuerto de Barajas y la terminara de hacer saltar por los aires con el comunicado hecho público a principios de esta semana.
Las repercusiones, como no podía ser de otro modo, no tardaron en llegar. Desde el campo de la izquierda vasca, el portavoz de la ilegalizada Herri Batasuna, Pernando Barrena, lo consideró un hecho “de extrema gravedad” que acusó al gobierno de querer acabar con la formación política independentista. Desde el opositor Partido Popular, su portavoz Angel Acebes se congratuló de la medida judicial, y señaló que Otegi no era “ni un interlocutor ni un hombre de paz”. El dirigente conservador se manifestó a favor de endurecer la política judicial en torno de la formación independentista, en línea con la propuesta que realizara el jueves el líder del PP, Mariano Rajoy, para que la fiscalía del Estado proponga a la Justicia que se impida asumir sus cargos a todos los concejales recientemente electos de la formación Acción Nacionalista Vasca, un sello usado por Batasuna para eludir la prohibición que pesa sobre ella de participar en las elecciones. Desde el gobierno socialista, la vicepresidenta María Teresa Fernández de la Vega se limitó a resaltar que el Ejecutivo se limita a aplicar la ley y el estado de derecho.
La detención de Otegi se produce pocas horas antes del crucial encuentro que mantendrán el lunes Rodríguez Zapatero y el líder de la oposición Mariano Rajoy, en la que ambos dirigentes intentarán encontrar puntos en común para recuperar la unidad de los principales partidos políticos de cara a la amenaza terrorista. En una entrevista concedida el jueves por la noche al periodista Iñaki Gabilondo de la cadena televisiva Cuatro, Zapatero recalcó que la única culpable de la ruptura del proceso de paz es ETA, aunque se mostró muy dolido por la falta de apoyo del PP a su política antiterrorista durante los últimos años.
El premier español invitó a Mariano Rajoy a negociar sin condiciones previas una política común y le recordó que mientras él estaba en la oposición había apoyado siempre las medidas tomadas en este campo por la administración del conservador José María Aznar, que también intentó sin fortuna alcanzar la paz con los independentistas. Rajoy, por el contrario, no se mostró tan abierto como Zapatero y le exigió al gobierno que tome medidas efectivas contra la izquierda separatista impidiéndole su regreso a las instituciones municipales, si es que pretende volver a tener al PP a su lado. “El caso Otegi” tal vez sirva para que ambas fuerzas recuperen la unidad perdida en un momento delicado, en el que se espera que ETA vuelva a ejercer la violencia durante el verano que está a punto de comenzar en el hemisferio norte, tratando de atacar uno de los puntos fuertes de la economía española como es su industria turística.
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