Lun 23.07.2007

EL MUNDO  › AMPLIO TRIUNFO DEL PARTIDO DEL PRIMER MINISTRO TAYYIP ERDOGAN

Turquía elige el islamismo moderado

El oficialista Partido de la Justicia y el Desarrollo venció ayer en las legislativas anticipadas tras la crisis con la oposición laica y ultranacionalista. Turquía es paradójica: musulmana, pero de tradición laica y aspirante a ingresar a la Unión Europea.

› Por Nicholas Birch *
desde Estambul

El partido islámico gobernante de Turquía logró una victoria electoral aplastante que indicaría un ultimátum de la población contra la intervención militar en la política. Con un 96,9 por ciento de las boletas escrutadas, el oficialista Partido de la Justicia y el Desarrollo (AKP) obtuvo cerca de un 46,7 por ciento de los votos, un 14% por encima de los resultados de las elecciones generales del 2002, en las que también triunfó este grupo, liderado por el actual primer ministro, Tayyip Erdogan. Sin embargo, el crecimiento electoral del oficialismo no se vería reflejado en las bancas. Los expertos creen que el número de diputados del AKP bajaría de 352 a cerca de 340, en un Parlamento que cuenta con 550 asientos. La merma de legisladores para el partido gobernante se debe al 20 por ciento de representación nacional –110 bancas– que obtiene el laico Partido Republicano del Pueblo (CHP). Este, junto al AKP, fueron los únicos que obtuvieron más votos desde 2002. Ambos grupos serán acompañados en el nuevo Congreso unicameral por unos 70 nacionalistas de ultraderecha y cerca de 30 kurdos independientes moderados.

La perspectiva de un gobierno conformado por un partido único, el AKP, con menos de dos tercios de las bancas necesarias para efectuar cambios constitucionales, es ideal para los inversores. Impulsados por las salvajes reformas económicas del AKP (ver aparte), los financistas han invertido cerca de 70.000 millones de dólares en acciones y bonos en los mercados turcos. Pero las tensiones crecientes de hace más de dos meses entre el gobierno y el establishment laico amenazaron con espantarlos. Y el intento del AKP de que el ministro de Relaciones Exteriores, Abdullah Gul, fuera elegido para el palacio presidencial disparó protestas masivas, una amenaza velada de golpe militar y un bloqueo de la Corte Suprema que provocó las elecciones anticipadas de ayer. La mayoría de los analistas considera que la crisis es en gran parte responsabilidad del primer ministro por su rechazo a discutir su propuesta de candidato con los partidos de la oposición. Ahora resta por ver si el gobierno interpretará su menor poder en el Parlamento como una señal de que debería limitar su actitud confrontativa.

Un reconocido columnista del diario Milliyet, Taha Aykol, señala que el AKP debe su éxito electoral al odio público hacia el viejo laicismo antidemocrático dentro y fuera del Congreso. Sin embargo, el periodista piensa que un segundo intento del partido oficialista para elevar a Gul a la presidencia sería un grave error. “Los votantes no lo culparon de las tensiones de los últimos tiempos, pero si el conflicto vuelve a crecer es poco probable que pueda deshacerse del mismo fácilmente”, añadió.

Mientras tanto, el futuro del laico CHP es incierto. Después de los masivos actos seculares realizados en abril y mayo, casi todos los analistas esperaban un crecimiento de sus votos. Pero perdió por quinta vez consecutiva bajo el liderzgo de Deniz Baykal. Ese resultado fue un golpe contundente para Gulten Ozturk, una simpatizante a cargo de una de las mesas fiscales en un colegio secundario, en el distrito laico de Nisantasi, Estambul. “El CHP ganará estas elecciones”, había anticipado la mujer, apoyada en una pared decorada con diseños de estudiantes con zapatos Versace. “Mirá cuánta gente participó”, dijo. Un 85 por ciento de las 300 personas que figuraban en su lista de electores había votado antes de las tres de la tarde. Pero de los cinco electores que habían pasado por la mesa de Ozturk en los últimos 15 minutos previos a su cierre, dos votaron por candidatos con tendencia de izquierda.

“Mis uñas no, por favor”, indicó Aynur Cebecioglu, elegantemente vestida, mientras un fiscal trataba de colocar sus dedos en la tinta púrpura indeleble. Por su parte, Mehmet Sakir reveló que esta era la primera vez que había votado desde el golpe militar de 1980. “Esta vez, por primera vez, hay candidatos en los que creo”, dijo el hombre. “Espero que mi voto ayude a construir una Turquía que sea realmente democrática”, señaló.

* De The Independent de Gran Bretaña. Especial para Página/12.

Traducción: Juan Manuel Barca.

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