Dom 29.07.2007

EL MUNDO  › CASTRO CRITICO A LOS ATLETAS QUE DESERTARON

Piña de Fidel a boxeadores

No son desertores políticos ni disidentes oprimidos. Los dos boxeadores que misteriosamente desaparecieron el domingo pasado en los Juegos Panamericanos en Río de Janeiro son un nuevo ejemplo de lo que Fidel Castro llamó ayer “el robo de talentos”. El convaleciente dirigente cubano denunció en uno de sus editoriales la historia de conspiraciones y millones de dólares que estuvo detrás de la desaparición de los dos campeones y los contratos por cinco años que sólo dos días atrás firmaron con una cadena de televisión por cable alemana.

La historia de los dos boxeadores, el bicampeón olímpico y mundial de peso gallo Guillermo Rigondeaux y el campeón mundial de peso welter Erislandy Lara, empezó en diciembre pasado. Un joven empresario alemán poco conocido en el mundo del boxeo tentaba a tres atletas cubanos para dejar la isla y convertirse en boxeadores profesionales. Odlanier Solís, Yuriolquis Gamboa y Yan Barthemely hace ya más de medio año que entrenan en Alemania para competir internacionalmente y tienen contratos con el canal de televisión por cable alemán, Arena TV. Según reconoció recientemente su joven manager alemán, Ahmet Öner, toda la operación para traerlos al Viejo Continente costó cerca de 1,5 millón de dólares.

Los tres boxeadores cubanos habían sido compañeros y eran amigos de Rigondeaux y de Lara. “Ellos terminaron trayéndomelos”, sostuvo el viernes pasado Öner. Según pudo establecer Castro en su editorial, la deserción de los deportistas había sido planeada para varios meses antes, durante un torneo en Ankara. Sin embargo, La Habana decidió enviar un equipo con algunos suplentes, dejando afuera a Rigondeaux. Öner y Arena TV comenzaron a preocuparse cuando el gobierno cubano optó por no presentar a sus boxeadores en el siguiente torneo internacional, en Halle, Alemania.

Pero las demoras fueron acercando la fecha de los Juegos Panamericanos, un escenario perfecto, ya que la isla no podía darse el lujo de no presentar a dos favoritos para el oro. El día elegido fue el domingo pasado y el evento elegido fue la ceremonia del pesaje, previa a sus respectivos debuts. A pesar del silencio y la incertidumbre que rodeó a la desaparición, al otro día Castro publicaba un editorial, en el que acusaba a la mafia alemana de haber “sobornado” a los dos boxeadores.

En su artículo de ayer, el veterano dirigente confirmó sus sospechas, utilizando las palabras del mismo Öner. “Fui yo quien lo organizó todo”, le dijo el joven empresario alemán el viernes pasado. “Fidel quiere ocultar al mundo sus formidables luchadores. Yo se los muestro al mundo”, agregó, en referencia a la prohibición que rige en la isla de lucrar con el deporte. Para Castro, en cambio, la deserción de los boxeadores buscó golpear la moral nacional. “Se conocía perfectamente que en boxeo Cuba obtendría casi todas las medallas de oro. Había que golpearla”, escribió. La isla está segunda en el medallero, detrás de Estados Unidos.

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