EL MUNDO › AYER A LA MEDIANOCHE ACABO LA OCUPACION BRITANICA DE 38 AÑOS EN EIRE
Tras una ocupación iniciada en 1969 durante la cual murieron 763 soldados británicos en el conflicto con la guerrilla católica, las tropas británicas dieron por concluida la llamada Operación Banner y se retiraron de Irlanda del Norte en el marco del proceso de paz de 1998.
› Por Lourdes Gómez *
desde Londres
Anoche se abrió una nueva fase en Irlanda del Norte. Al toque de la medianoche, el Ejército Británico puso punto final a su operación de seguridad en el Ulster, la más larga de su historia reciente. Por primera vez desde 1969 redujo su presencia en la provincia a una guarnición de menos de cinco mil soldados, que ya no se ocupará más de la seguridad interior. El ejército británico abandonó las calles del Ulster, como exigía el proyecto de desmilitarización de Irlanda del Norte, acordado por los principales partidos norirlandeses y los gobiernos de Londres y Dublín. Gerry Kelly, responsable de seguridad del Sinn Fein, aseguró que se trató de un paso significativo. “Era necesario para sentar las bases de una sociedad en paz consigo misma,” señaló.
El repliegue del ejército británico de Irlanda del Norte se venía produciendo escalonadamente a medida que avanzaba el proceso de paz y la seguridad comenzaba a normalizarse. Pero no fue hasta la medianoche de ayer que se dio por concluida oficialmente la Operación Banner, la campaña más prolongada y continuada de las fuerzas armadas británicas en su territorio nacional.
En los 38 años de campaña –desde 1969, cuando el gobierno conservador de Ted Heath envió refuerzos al Ulster en apoyo de la policía local– más de 300 mil efectivos militares han servido en la conflictiva provincia. De ellos murieron 763 soldados y más de seis mil resultaron heridos. En las fases más violentas de los llamados troubles (problemas), el nivel de tropas llegó a superar los 28 mil individuos y en 1994 aún había 19 mil. Ahora el despliegue se limitó a menos de cinco mil soldados.
Su misión también ha cambiado por completo. Ya no dirigirán operaciones en los reductos católicos de Belfast o Derry, ni en la frontera con la República de Irlanda, en la provincia de Armagh, un antiguo feudo de los francotiradores del IRA. Tampoco patrullarán en apoyo de la reformada Policía de Irlanda del Norte, que será el único cuerpo responsable de la seguridad. La consolidación del proyecto político, que arrancó con la firma del Acuerdo de Viernes Santo, en 1998, y la progresiva eliminación del riesgo del retorno a la violencia paramilitar han permitido dar paso a una guarnición de paz, confinada a los cuarteles y disponible para servir en Irak o Afganistán.
“El 1º de agosto marca el principio de una nueva era para las fuerzas armadas de Reino Unido cuando, al igual que en otras partes del país, los militares formarán parte de la comunidad”, había señalado días antes Bob Ainsworth, secretario de Estado en el Ministerio de Defensa. “Ya no formaremos parte de las fuerzas de seguridad, seremos parte integrante de la comunidad”, había coincidido el general Nicolas Parker, un importante responsable militar en Irlanda del Norte.
Gerry Kelly, negociador del Sinn Fein en el proceso político y portavoz republicano en seguridad y miembro de la Asamblea de Belfast, también resaltó la importancia del repliegue. “Es un paso significativo porque fue una presencia militar opresiva para la comunidad católica y un contundente instrumento para aplacar la rebelión nacionalista y republicana. También es significativo para la paz puesto que sienta las bases para construir una sociedad en paz consigo misma”, explicó. Kelly reconoció que la desmilitarización debía producirse gradualmente, como también fue escalonado el desarme del brazo militar de su formación política.
Ayer en el Reino Unido nadie hablaba de vencedores y derrotados absolutos. Un informe interno del ejército británico, revelado este mes por el Ministerio de Defensa, reconoció que no logró vencer de forma clara. “Pero sí permitimos establecer un proceso político sin niveles inaceptables de intimidación”, señaló. “La violencia se redujo hasta un punto que puso en claro al IRA que no vencería mediante la violencia”, agregó el informe.
* De El País de Madrid. Especial para Página/12.
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