Sáb 04.08.2007

EL MUNDO

Lula se reunió con las familias de las víctimas

Dijo a los deudos de la tragedia de TAM que la crisis aérea en Brasil era peor de lo que pensaba.

El presidente Luiz Inácio Lula da Silva abrió la boca y volvió a encender la polémica por el sistema aéreo. Las declaraciones del mandatario del jueves sobre que no conocía la dimensión de la crisis provocó la reacción de los medios opositores, que lo acusaron de estar alienado de la política nacional. Llamativamente, las palabras de Lula no cayeron mal entre los familiares de los casi 200 muertos que dejó del accidente del avión de TAM. El jueves, antes de partir en una gira por la región, el presidente se reunió con ellos. “El presidente se mostró solidario y dijo que asume personalmente el deber de que sean establecidas todas las responsabilidades”, dijo al salir del encuentro Luiz Fernando Moyses, que perdió a su esposa en la tragedia del 17 de julio pasado.

Lula había sido muy cuestionado en las horas y los días siguientes al accidente por no acercarse a las víctimas y aceptar la responsabilidad de lo sucedido públicamente. Sin embargo, el presidente brasileño siempre ha demostrado que sabe aprender de sus errores. Por eso, esta semana, antes de partir en la gira que lo llevará por México, Nicaragua, Honduras, Jamaica y Panamá, el mandatario quiso dejar en claro que seguirá atentamente el caso. Según los familiares de las víctimas, Lula se comprometió a asumir personalmente la dirección de la investigación y les garantizó que se les pedirá explicaciones a todos los que sea necesario, más allá de su rango o su cargo.

Durante el encuentro, los familiares le entregaron un “manifesto”. Aunque en la reunión se mostraron comprensivos con las limitaciones del presidente y del gobierno, en el documento dejaron deslizar fuertes críticas. “Transcurridos menos de diez meses de la última tragedia que conmocionó y enlutó al país, nos despertamos con el mismo sentimiento y constatamos que poco o nada fue hecho por los órganos competentes para solucionar los problemas y evitar nuevas tragedias anunciadas y el sufrimiento de tantas familias”, sostuvieron en el texto. “Es evidente, con estas tragedias ocurridas en tan corto espacio de tiempo y con el caos en los aeropuertos, que existen problemas que requieren soluciones inmediatas y efectivas, que deben ser tomadas en su debida área de actuación por personal técnico competente, del cual Brasil dispone y parece no utilizar,” agregaron.

Lula, por su parte, se defendió asegurando que era imposible prever el tamaño de la crisis aérea, como ha quedado expuesta en las últimas semanas. “El caos aéreo es como una metástasis. Creemos que está todo bien pero solo se descubre el problema cuando surge”, dijo el presidente ante los ministros de Hacienda, Guido Mantega; de Relaciones Institucionales, Walfrido dos Mares Guia de Justicia, Tarso Genro, y miembros de su base aliada. El mandatario recordó que en las cinco elecciones presidenciales en las que participó nunca se discutió el tema, ni él ni sus contrincantes.

Sin embargo, una vez que estalló la crisis con el accidente del avión Gol sobre la Amazonia, en septiembre del año pasado, su gobierno siguió minimizando el tema. Tanto su ministra de Turismo, Marta Suplicy, como Mantega, declararon en los últimos meses que no existía una crisis aérea y que los problemas en los aeropuertos y con los controladores se desinflarían con el tiempo. Los grandes medios opositores cuestionaron los argumentos del presidente y recordaron que en las últimas crisis políticas, entre ellas el escándalo de corrupción que tumbó a dos cúpulas de su partido y a dos de sus ministros, Lula se defendió asegurando que no sabía nada.

Pero mientras la oposición continúa señalando al gobierno petista, las investigaciones cada vez se enfocan más en la aerolínea TAM y el piloto. Así quedó demostrado con los informes de las cajas negras. Según esas pericias, el avión derrapó por la pista del aeropuerto paulista de Congonhas y se estrelló en un depósito de combustible de esa misma empresa por una falla técnica. Esa evidencia debilitó las otras versiones –que el problema estuvo en el mantenimiento de la pista o que los equipos de los controladores aéreos están caducos y sobrepasados– que afectaban directamente al gobierno de Lula.

En las últimas sesiones de la Comisión de Investigación Parlamentaria, denominada por la prensa “la comisión del apagón aéreo”, esa asignación de responsabilidades ya comenzó a quedar clara. Esta semana los parlamentarios de todas las fuerzas políticas interpelaron a los directivos de TAM y pidieron explicaciones por los problemas técnicos que se descubrieron en la nave. Según la investigación de la policía, la turbina del avión –que fue el origen del desperfecto que provocó el accidente– ya había fallado semanas antes de la tragedia y habría sido reparada.

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