Dom 05.08.2007

EL MUNDO

La cadena del oro

En septiembre comienza a operar en San Juan una de las minas más grandes jamás vistas en el país, tanto que cruza la cordillera y también se abre en Chile. La historia de la Barrick Gold es notable y reúne entre sus eslabones al primer presidente Bush, al dictador Suharto, a funcionarios y abogados del poder en Washington, al ex presidente De la Rúa, al banquero prófugo Puchi Rohm y, en su origen, al traficante de armas internacional Adnan Khashoggi.

› Por Santiago O’Donnell

El mes que viene, la empresa canadiense Barrick Gold comienza la explotación de la mina Pascua Lama en Argentina y en Chile, “el primer proyecto minero binacional que elimina las naturales restricciones que impone una frontera”, según anunció la firma en El Diario de Cuyo. Con una inversión total estimada en 1250 millones de dólares y picos de extracción de hasta un millón de onzas de oro por año, se trata de un emprendimiento importante, generador de 1000 empleos, que tuvo el entusiasta apoyo del gobernador José Luis Gioja, que lo llamó “un viejo sueño de los sanjuaninos”.

Pero el proyecto ha recibido críticas de algunos ecologistas por el daño que la mina le puede causar al medio ambiente, en particular a los glaciares sanjuaninos. La puesta en marcha de la mina ocurre, además, en medio de un debate sobre la propiedad de los recursos naturales en América latina. Algunos economistas cuestionan las ventajas, que goza el sector minero en el país, donde la explotación estatal exclusiva está prohibida. Lo que está en juego no es poco: en los últimos años los precios de los minerales se dispararon en el mercado mundial, donde no parecen tener techo.

Por todo eso vale la pena repasar un poquito la historia de la firma, desde que fue fundada gracias al aporte de un famoso traficante de armas, pasando por la manito que le dio George Bush padre para establecerse en Estados Unidos, y por la gestión en Indonesia del padre del actual presidente norteamericano, en un negocio con el entonces dictador Suharto que terminó en un gigantesco fraude. Tampoco está de más mencionar el papel que jugaron el ex presidente Fernando de la Rúa y el ex banquero prófugo José “Puchi” Rohm para facilitar la llegada de la minera a la Argentina.

El amigo de Bush

Según el periodista de investigación de la BBC y columnista de los diarios británicos The Guardian y The Sunday Observer, George Palast, Barrick Gold es un desprendimiento de Barrick Petroleum Corp. una firma fundada en 1981 en Delaware, EE.UU., por el traficante de armas Adnan Khashoggi, conocido en el mundo por su extravagante yate y por su rol estelar en el escándalo Irán-contras. En esa época Bush padre era vicepresidente y jefe de Operaciones Encubiertas de la Casa Blanca, y venía de dirigir la CIA, ente encargado de cosas como vender armas a los ayatolás para financiar a los contras de Nicaragua.

Según la biografía autorizada de Peter Munk, fundador y director ejecutivo de Barrick Gold, escrita por Donald Rumball, Khashoggi y Munk se conocieron en Londres, en las oficinas de Peninsular Orient, cuyos directores se habrían sorprendido de ver a “un árabe y a un judío juntos en su comedor”. Munk y Khashoggi luego fueron socios en un emprendimiento hotelero junto a las pirámides egipcias, que no prosperó. Los socios habrían recobrado la inversión de 17 millones de dólares del gobierno egipcio gracias a un arbitraje internacional. En 1985, poco después de que estallara el escándalo Irán-contras, Khashoggi habría vendido sus acciones en Barrick Gold Corp. y Munk quedó como cabeza visible del grupo. Desde de entonces la minera ha aclarado repetidamente que no mantiene vínculos con traficantes de armas.

En 1992, en los últimos días del gobierno de Bush padre, ocurrieron dos hechos llamativos. Uno favoreció a Khashoggi, el otro a Barrick. En primer lugar el presidente indultó a los presuntos coconspiradores de Khashoggi, incluyendo el coronel Oliver North y miembros del gabinete norteamericano. De esta manera Bush evitó que pudieran presentarse cargos contra el traficante de armas saudí. En segundo lugar el gobierno le entregó a Barrick la propiedad de la mina Goldstrike, en Nevada, valuada en mil millones de dólares, a cambio de un pago de 10.000 dólares. Para hacerlo, el gobierno se valió de una arcaica ley aprobada en 1872 para alentar a los mineros artesanales que sumergían sus platitos en los ríos del far west norteamericano. El ex gobernador de Arizona y secretario del Interior (Medio Ambiente) de Clinton, Bruce Babbit, lo llamó “el mayor engaño con oro desde los tiempos de Butch Cassidy”. La empresa, que contribuyó al menos con 148 mil dólares a la fallida campaña de reelección de Bush padre, aclaró que no violó ninguna ley en la compra de la mina.

Contacto en Jakarta

Tres años más tarde, en 1995, Bush padre pasó a desempeñarse como presidente honorario del Comité Internacional de Asesores de Barrick, cargo que ocupó durante al menos cuatro años. Un vocero de Barrick dijo en el 2000 que Bush cobró 15.000 dólares anuales más viáticos por sus servicios, que consistieron en participar en cuatro reuniones cada doce meses. De ser así se trató de una verdadera ganga, dada la magnitud de los servicios prestados por el ex presidente a la minera. En 1996 el geólogo Mike de Guzmán, de la firma canadiense Bre X, anunció en Indonesia el descubrimiento de la mina de oro más grande del mundo, valuada en 23 mil millones de dólares. Según una investigación del Los Angeles Times, Bush entonces le escribió una carta al entonces dictador indonesio Suharto: “Simplemente quiero tomarme la libertad de decirle lo impresionado que estoy con Barrick, su liderazgo visionario, sus logros tecnológicos y su músculo financiero”. La carta surtió efecto: poco tiempo después, el gobierno decretó que Bre X debía tansferir dos tercios de la mina a Barrick. Según el sitio CNN.com, además de los buenos oficios de Bush, la hija de Suharto habría pasado a desempeñarse como consultora de Barrick para facilitar la transacción. Pero cuando empezaron a perforar se enteraron de que todo era un gigantesco fraude. El geólogo de Guzmán fue convocado a dar explicaciones pero no pudo hacerlo, porque tuvo un accidente. Se cayó de un helicóptero que le habían mandado y murió. Barrick tuvo mejor suerte. Poco antes del descubrimiento del fraude se había retirado del negocio, cediendo su parte a otra minera canadiense, Freeport. Según la empresa, Bush padre renunció al directorio internacional en 1999.

Las minas de Fernando

Uno de los primeros negocios que Barrick hizo en la Argentina fue comprarle una mina al entonces jefe de Gobierno de la flamante Ciudad Autónoma de Buenos Aires, Fernando de la Rúa. Se trata de la mina de Diablillos, Salta. Según un artículo de la revista Noticias del año 2000, no sólo era Fernando De la Rúa accionista, sino que su primo Eduardo era apoderado de la mina desde hacía más de 10 años. En otra operación paralela, De la Rúa vendió su parte en otra mina salteña, Taca Taca, a una “empresa de capitales canadienses” llamada Corriente Argentina, con domicilio en la oficina del contador de la familia de De la Rúa, Fernando Acoroni, que además de asistir a los primos Fernando y Eduardo, le lleva los números a Antonio, el novio de Shakira. Según Eduardo, Taca Taca no figuró en la declaración jurada de De la Rúa porque había sido vendida antes de asumir la presidencia.

En el informe minero del 2001 de la Cámara de Diputados, Diablillos figura como perteneciente a Pacific Rim Mining Argentina-Barrick Exploraciones (Canadá) y Taca Taca Bajo como perteneciente a Corriente Argentina (Canadá) y Rio Tinto (Inglaterra), que “se asociaron en marzo de 1999 mediante un joint venture”.

El 3 de marzo del 2000 De la Rúa recibió al vicepresidente de Operaciones de Barrick, Alan Hill, en la Casa Rosada, tras lo cual la entonces secretaria de Comercio, Industria y Minería anunció que la explotación de Pascua Lama durará entre 20 y 25 años y que Argentina se verá beneficiada por el “crecimiento regional” que traerá el emprendimiento.

Puchi Rohm saca ventaja

Los llamaron las barracudas de Barrick. El directorio de asesores internacionales de la firma reúne a luminarias de la política mundial. Por sus filas pasaron el ex primer ministro canadiense Brian Mulroney; el poderoso abogado de Washington Vernon Jordan, que defendió a Clinton contra las acusaciones de Monica Lewinsky; el ex embajador de EE.UU. ante las Naciones Unidas y ex alcalde de Atlanta, sede de la CNN y la Coca–Cola, Andrew Young; el ex jefe de gabinete de Reagan, Howard Baker; y el ex presidente de Bundesbank alemán, Karl Otto Pohl y el ex Secretario de Defensa de EE.UU, William Cohen.

En la presentación pública del directorio en 1995, Munk, el CEO de Barrick, anunció: “Ellos nos darán asesoramiento estratégico sobre los asuntos geopolíticos que afectan a Barrick”.

Latinoamérica tuvo sus representantes en tan selecto grupo. Uno de ellos es el zar del transporte chileno, Andrónico Luksic, cabeza de un grupo económico cuyos activos consolidados están valuados en 2800 millones de dólares. El otro es José “Puchi” Rohm.

Rohm aparece descripto en los informes anuales de Barrick entre 1995 y el 2001 como “José E. Rohm, managing director, Banco General de Negocios”, y miembro del International Advisory Board de Barrick. En el del 2002 ya no figura, lo que es entendible ya que en enero de ese año su hermano y vicepresidente del BGN fue detenido en la Argentina. Puchi Rohm eludió una orden de captura y estuvo prófugo durante varios años. El banco cerró y tanto él como su hermano fueron procesados por defraudación y subversión económica en una causa que tramita la jueza federal María Servini de Cubría.

Según les explicó Puchi a sus socios extranjeros, en medio de la corrida previa al corralito su hermano había sustraído obligaciones negociables valuadas en 250 millones de dólares de dos entidades financieras uruguayas que los hermanos controlaban y las habría vendido en Panamá sin dejar constancia en los libros de las entidades uruguayas. Todo eso, explicó a sus socios, fue para tapar un agujero en el banco argentino que se había generado varios años atrás.

Rohm trabajaba para un banco bastante particular. Sin ser uno de los más grandes de la Argentina, un país periférico en el mundo de las finanzas, el BGN tenía el privilegio de contar como directores titulares, junto al recordado ex ministro José Alfredo Martínez de Hoz, a tres de los banqueros más poderosos del mundo: David Mulford, presidente del Crédit Suisse-First Boston; Lukas Muhleman, presidente del Dresdner Bank, y Willian Harrison, presidente del JP Morgan Chase. Por sus cuentas pasaron coimas de los casos de contrabando de armas a Croacia e IBM-Banco Nación. Un periodista norteamericano que investigó a Barrick describe a Rohm como “un experto en sacar ventaja del proceso de privatización de bienes”.

“¡Ole! ¡Ole!”

El año pasado Barrick Gold sufrió un tropezón en Famatina, La Rioja, cuando su aliado, el gobernador Angel Maza, fue destituido en medio de una protesta social en contra de la explotación a cielo abierto con cianuro que la firma hacía del cerro de Famatina. El sucesor de Maza, Luis Beder Herrera, se opuso al sistema extractivo de Barrick y convocó un referéndum sobre el tema. Entonces Barrick anunció que levantaba su campamento minero y suspendía sus actividades exploratorias.

Del otro lado de la frontera, los representantes de la empresa quedaron un poco desairados en mayo del año pasado cuando por pedido del político ecologista Al Gore, Barrick debió retirarse como sponsor de una conferencia de medio ambiente con la presencia de la presidenta Michelle Bachelet y el autor de La verdad incómoda. La empresa anunció que los 50.000 dólares del patrocinio serían derivados a hospitales y obras de bien público.

En San Juan la inserción social de Barrick marcha mejor que en La Rioja gracias a una sutil campaña de relaciones públicas basada en esa debilidad de los argentinos, su pasión por el fútbol. San Martín, el equipo provincial que acaba de debutar en primera con un gran triunfo, aceptó que sus jugadores luzcan orgullosos la leyenda “San Juan minero” en la gloriosa verdinegra. Fue a cambio del aporte monetario de rigor, provisto por la Cámara de Empresarios Mineros (CAEM), de la cual Barrick es el miembro más destacado.

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