Raghad Hussein huyó de Irak tras la invasión de EE.UU. y es buscada por “ayudar a la insurgencia”. Según observadores, pone en evidencia la desesperación del gobierno iraquí.
› Por Kim Sengupta *
Al mirar la fotografía de la casa imperial de Saddam Hussein, nadie hubiera previsto que la joven que acunaba a un bebé un día sería la abanderada del ex líder de Irak. Pero Raghad Hussein, la hija mayor y la favorita de Saddam, y la viuda del hombre a quién él mandó matar, es buscada por financiar y ayudar a organizar a la insurgencia iraquí desde la ocupación anglonorteamericana, hace cuatro años. Una orden de captura de Interpol, emitida ante la instigación del gobierno iraquí, acusa a la mujer de 38 años de “crímenes con la vida, la incitación y el terrorismo”. Si fuera extraditada y convicta, se enfrentaría a prisión perpetua y a una posible ejecución.
El gobierno de Bagdad ha hecho acusaciones similares contra Raghad en el pasado, pero la nueva ofensiva, con la emisión de la orden de captura y exigencias al más alto nivel entre los dos países, muestra que la amenazadora figura del ex del dictador cuelga todavía sobre Irak, donde los baasistas leales juegan una parte activa en la permanente resistencia. La nueva búsqueda de la hija de Saddam, dicen los observadores, habla más sobre la desesperación del gobierno de Nour al Maliki, que no logra controlar la violencia, que cualquier señal de que Ragdad ahora esté fomentando la oposición más que antes.
Los jordanos han rechazado pedidos de dos gobiernos iraquíes anteriores para que Raghad Hussein fuera extraditada. Está ahí, dicen, como huésped del rey Abdullah y la casa real Hashemite, y no es cuestión de entregarla a un régimen vengativo chiíta en Bagdad. El padre de Abdullah, el rey Hussein, había albergado a Raghad en el pasado. Eso fue cuando ella y su hermana Rana llegaron a Ammán con sus maridos, Hussein Kamal al Majid y Saddam Kamal al Majid, que habían huido de Irak. Los dos hombres eran primos de Saddam Hussein y Kamal, particularmente, habló extensamente a funcionarios de Estados Unidos, Gran Bretaña y la ONU sobre el programa de armas ilícito de Saddam antes de que ambos se desilusionaran con la vida en el exilio y aceptaran las ofertas de salvoconductos para regresar a Irak. En la frontera, Raghad y Rana fueron separadas de sus maridos por su hermano Uday. Kamal y Saddam continuaron viaje a Bagdad, donde fueron asesinados. Raghad y Rana estuvieron separadas de su padre después de las matanzas, y muy raramente salían. A diferencia de sus hermanos, nunca estuvieron en la vida pública y fueron enviadas a vivir por un tiempo con el clan de Saddam en Tikrit. Raghad se estableció en Ammán después de huir de Bagdad en medio de la noche tras la invasión de Estados Unidos. Cuando Uday y Qusay murieron en 2003 en un ataque en Mosul por las tropas de Estados Unidos, su hermana se convirtió en la responsable de los Hussein. Es en ese momento que adquiere su sobrenombre de “pequeña Saddam”.
Ahora, más preocupados por Estados Unidos que por el gobierno iraquí, los funcionarios jordanos quieren que Raghad cumpla con las condiciones oficiales para permanecer en Jordania (o sea, no comprometerse en actividades políticas, no hacer declaraciones ni comunicarse con los medios). Pero esto es algo que la hija de Saddam no quiere hacer desde que la ocupación de Irak se ha vuelto más impopular y la insurgencia sigue cobrándose vidas.
* De The Independent de Gran Bretaña. Especial para Página/12.
Traducción: Celita Doyhambéhère.
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