EL MUNDO › EE.UU APOYA A LA EMPRESA QUE MONOPOLIZA EL CRUDO EN NICARAGUA
La embajada norteamericana reaccionó a la decisión del gobierno de Managua de embargar las instalaciones de una refinería de Esso Standard Oil, al señalar que “daña la relación bilateral y afecta la inversión”. De fondo, el ingreso de Pdvsa.
› Por María Laura Carpineta
El petróleo es la nueva manzana de la discordia entre Nicaragua y Estados Unidos. La decisión de la Justicia nicargüense de embargar las instalaciones de una refinería de la empresa Esso Standard Oil por la acumulación de una deuda millonaria provocó la reacción inmediata de la embajada norteamericana en ese país. “Estas acciones tienen el potencial de dañar seriamente las relaciones económicas entre los Estados Unidos y Nicaragua. También tienen como consecuencia potencial afectar el clima de inversión extranjera en Nicaragua”, advirtió el embajador Paul Trivelli. Desde el gobierno sandinista intentaron restarle importancia al embargo y calificaron como desmedidas las declaraciones del diplomático. Sin embargo, detrás de la orden judicial existe una lucha entre la Esso y el gobierno para permitir el ingreso del petróleo más barato de la venezolana Pdvsa.
A las cinco de la tarde (hora local) del viernes pasado, dos policías y un grupo de agentes de la Dirección de General de Servicios Aduaneros llegaron a la refinería de la empresa Esso (en Estados Unidos se llama Exxon Mobile) en el puerto de Corinto, a poco menos de 200 kilómetros de Managua. Según explicaron más tarde las autoridades aduaneras, contaban con una orden de un juez para embargar provisionalmente todas las instalaciones –tanques de abastecimiento, oleoductos internos y el resto de la infraestructura para refinar crudo–. Toda la planta está valuada en tres millones de dólares, una cifra apenas superior a la que, según la Aduana nicaragüense, debería la empresa norteamericana. Todavía no se hizo pública la causa. No obstante, fuentes cercanas al gobierno sandinista dijeron a este diario que la trasnacional estaría declarando menos crudo del que ingresa, ahorrándose millones de dólares en impuestos.
La Justicia nombró como interventor al gerente de la Dirección de Aduanas de la zona, Roberto Zepeda, quien garantizó que la producción no sufrirá cambios. Ese dato no es menor para los nicaragüenses, ya que Esso controla más del 80 por ciento del mercado energético del pequeño país. Nicaragua es totalmente dependiente en materia energética y, desde los sesenta, Esso ha explotado esa necesidad. La empresa norteamericana cuenta con la única refinería –por ella pasan 20 mil de los 27 mil barriles que consume el país por día– y el único oleoducto del país con capacidad para importar crudo.
Su petróleo refinado es luego comercializado –más caro– en sus estaciones de servicio y las de las otra tres petroleras que operan en el país, la estadounidense Texaco Chevron, la holandesa Shell y la nicaragüense Petronic, una empresa privada con participación estatal. Esta última es la que estaría operando y garantizando la seguridad en la refinería de la Esso, según el diario El Nuevo Diario. Este supuesto traspaso y las tensiones preexistentes entre Esso y el gobierno de Daniel Ortega despertaron inmediatamente algunos rumores en Managua y también en Washington.
Con la victoria electoral de Ortega del año pasado llegó a Nicaragua la promesa de 10 millones de barriles anuales de Pdvsa, la petrolera estatal venezolana. Ese suministro resolvería la enorme crisis energética que vive el país y abarataría los costos. Sin embargo, también terminaría con las cuatro décadas de monopolio de la Esso. Hasta ahí, todo parecía mejorar para los nicaragüenses. Pero la promesa venezolana se topó con un problema. Esso controla toda la infraestructura para importar, almacenar y refinar el crudo en el país. Pdvsa ya ha firmado un acuerdo para invertir más de 2,5 millones de dólares en la construcción de una refinería, pero el proyecto tomará al menos un año y medio en concretarse. Su capacidad, en teoría, quintuplicaría a la de la Esso y convertiría al país en un exportador de productos petroleros.
Para el economista y veterano combatiente antisomocista Oscar René Vargas, la contradicción entre los intereses de la empresa norteamericana y los del Estado nicaragüense está detrás del embargo. “Está pasando algo similar a lo que sucedió en Honduras”, le explicó a Página/12. A principio de año, el presidente hondureño Manuel Zelaya decidió romper con el monopolio de las petroleras norteamericanas y abrir a licitación el suministro de combustible al país. En medio de las advertencias de la Casa Blanca y de todo el establishment local e internacional, la respuesta de la Esso se destacó. Si compran el crudo a terceros, nosotros no lo refinamos, dijo palabras más, palabras menos la filial en Honduras. Por supuesto, Hugo Chávez ya está discutiendo con Zelaya la construcción de una refinería. Pero, mientras tanto, la tecnología de las petroleras norteamericanas sigue mandando.
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