EL MUNDO › PARA JUSTIFICAR QUE MANTENDRA SUS TROPAS EN EL PAIS ARABE
El presidente norteamericano apoyó públicamente al primer ministro iraquí, Nouri al Maliki, un día después de que sus funcionarios pidieran la cabeza de éste. Maliki sugirió que si EE.UU. es descortés, encontrará amigos en Siria o Irán. Catorce soldados murieron.
› Por Leonard Doyle *
desde Washington
Asediado en el país y enfrentado a la derrota militar en Irak, el presidente Bush ofreció ayer un efusivo apoyo al primer ministro Nouri al Maliki –un día después de que sus funcionarios sugirieran que el iraquí debía retirarse–. Mientras el primer ministro iraquí amenazaba con “encontrar amigos en otra parte” si Estados Unidos le retiraba el apoyo, un Bush algo aterrado le ofreció apoyo total: “El primer ministro Maliki es un buen hombre con una tarea difícil y yo lo apoyo”, le dijo Bush a los veteranos en la ciudad de Kansas. El presidente también se comprometió a quedarse en Irak y por primera vez comparó la situación con la guerra de Vietnam, sosteniendo que la retirada de Estados Unidos había sido catastrófica para millones de personas. “Mientras yo sea comandante en jefe, combatiremos para ganar”, dijo Bush recibiendo un cerrado aplauso de los militares veteranos estadounidenses en Kansas. “Tengo confianza en que ganaremos.”
El primer ministro iraquí había reaccionado airadamente ante a lo que él llamó comentarios “descorteses” de sus aliados estadounidenses. Sugirió que si no era bien tratado por los estadounidenses, encontraría otro patrón que les gustaría menos, como Irán o Siria. “Aquellos que hacen esas declaraciones están molestos por nuestra visita a Siria”, dijo Al Maliki. “No les prestaremos atención. Nos importa nuestro pueblo y nuestra constitución y podemos encontrar amigos en otra parte.” “Nadie tiene el derecho de imponer plazos al gobierno iraquí. Fue electo por su pueblo.” El mensaje le fue comunicado al presidente Bush durante la noche. Si el martes estuvo reticente en su apoyo a Maliki, ayer estuvo positivamente efusivo. Las palabras del presidente podrían haber sido escritas de antemano por el primer ministro iraquí mientras Bush salía a disipar la impresión de que se estaba distanciando de Al Maliki antes de una muy anticipada evaluación de la guerra en Irak: “Y no les corresponde a los políticos en Washington D.C. decir si va a permanecer en su posición”, dijo. “Le corresponde al pueblo iraquí que ahora vive una democracia y no una dictadura.” El martes, el presidente republicano dijo que “existía una cierta frustración” por el fracaso del gobierno iraquí en unificar las facciones sunnitas, chiítas y kurdas, unas pocas horas después de que Ryan Crocker, el embajador de Estados Unidos en Bagdad, describiera el progreso político del país como “extremadamente desilusionante” y dijo que el apoyo de Estados Unidos al gobierno de Al Maliki tendría un fin y no era un “cheque en blanco”.
Pero fue la comparación de Bush de la guerra de Irak con la de Vietnam lo que asombró ayer. Específicamente relacionó la derrota y retirada de Estados Unidos de Vietnam con la llegada al poder del régimen de los Khmer Rouge en Camboya, aseverando controversialmente que la retirada estadounidense produjo la miseria de millones. “Cualquiera sea nuestra posición en ese debate, un inequívoco legado de Vietnam es que el precio de la retirada de Estados Unidos fue pagado por millones de ciudadanos inocentes, cuyas agonías añadirían a nuestro vocabulario términos nuevos como ‘gente de los botes’, ‘campos de reeducación’ y ‘campos de exterminio’.” Los comentaristas rápidamente señalaron que el derramamiento de sangre de los Khmer Rouge era una consecuencia de la guerra secreta de Estados Unidos contra Camboya.
“Fue el presidente Bush quien nos metió en el atolladero de Irak en primer lugar”, dijo David Gergen, el comentarista y veterano de varias administraciones. Robert Dallek, un biógrafo de varios presidentes, dijo que Bush estaba ignorando diferencias básicas entre los dos conflictos. Refiriéndose a la guerra de Camboya, Dallek le dijo al New York Times que “el campo de exterminio de los Khmer Rouge era una consecuencia de haber ido a Camboya y de desestabilizar ese país”.
“Estamos todavía en las primeras horas de la actual lucha ideológica, pero sabemos cómo terminaron las otras, y ese conocimiento nos ayuda a guiar nuestros esfuerzos hoy”, dijo el presidente refiriéndose a las luchas contra Japón y Corea en la Segunda Guerra Mundial. “Los ideales y los intereses que impulsaron a Estados Unidos a ayudar a que los japoneses transformaran la derrota en una democracia, son los mismos que nos llevan a seguir comprometidos en Afganistán e Irak”, dijo Bush. “La estrategia de defensa que se negó a entregar a los surcoreanos a su vecino totalitario ayudó a levantar un Tigre Asiático, que es el modelo de los países en desarrollo en el mundo, incluyendo a Medio Oriente. El resultado del sacrificio y perseverancia estadounidense en Asia para que sea un continente más libre, más próspero y más estable cuya gente quiere vivir en paz con Estados Unidos y no atacarlo”, concluyó.
* De The Independent de Gran Bretaña. Especial para Página/12
Traducción: Celita Doyhambéhère.
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