Dom 07.10.2007

EL MUNDO  › LA INTIFADA DE ETA CAUSO DESTROZOS EN LA FRONTERA FRANCESA

Clima de guerrilla en el País Vasco

La detención de los dirigentes políticos de la izquierda nacionalista vasca desató el fervor independentista y antimonárquico en esa región y en Cataluña, donde hubo una quema de fotos del rey. El gobierno español rechaza plebiscitar medidas autonómicas.

› Por Oscar Guisoni

Desde Madrid

Herri Batasuna reaccionó ayer con dureza ante la detención ordenada por el juez Baltasar Garzón contra 23 de sus máximos dirigentes, movilizando sus bases en las principales ciudades de la región, al tiempo que algunos episodios aislados de kale borroka, la famosa intifada vasca, se saldaron con destrozos en algunos pueblos cercanos a la frontera francesa. Los dirigentes de la izquierda nacionalista vasca señalaron que las detenciones significan una “declaración de guerra al independentismo vasco”.

El conflicto judicial contra la plana mayor de la estructura política de ETA se produce en un momento en el que las tensiones nacionalistas han ido en aumento no sólo en el País Vasco. Durante la pasada semana se sucedieron en Cataluña episodios de quema pública de las imágenes del rey Juan Carlos y sus autores terminaron también pasando por los tribunales. Los incidentes fueron aprovechados por el ex presidente del gobierno, el conservador José María Aznar, que no se privó de echar leña al fuego acusando a José Luis Rodríguez Zapatero de estar poniendo en peligro la unidad de España, un tema recurrente en los últimos discursos públicos del ex aliado de George Bush en la guerra de Irak.

De hecho, el Partido Popular liderado por el sucesor de Aznar, Mariano Rajoy, hace lo que puede y más por mantener el tema nacionalista en la agenda pública, preparando el terreno para confrontar con los socialistas de cara a las elecciones generales que tendrán lugar en marzo del próximo año. Los conservadores se han transformado en los últimos tres años en una especie de “guardianes de España”, obsesionados por defender la imagen de marca como si ese fuera el único programa político que tienen para tratar de seducir al electorado. Los socialistas, por el contrario, preferirían que se hablara más de la buena marcha de la economía y de la expansiva política social de Zapatero, cuestiones éstas que quedan soslayadas cuando irrumpen las tensiones nacionalistas.

Por su parte los diferentes partidos nacionalistas tampoco han escatimado el arrojo de combustible a la hoguera, sin meditar acerca de los costos futuros que esta política puede cobrarse. El presidente del gobierno vasco, el Lehendakari Juan José Ibarretxe, presentó la pasada semana una propuesta para realizar en octubre de 2008 un referéndum con el objetivo de que los vascos “decidan acerca de su futuro”. Un modo elegante de hablar de la independencia sin nombrarla para no quedar pegado al discurso de Herri Batasuna y ETA. Desde Madrid, Zapatero y la plana mayor de su gobierno salieron a cerrarle la puerta a una iniciativa política que no sólo consideran anticonstitucional –en España sólo se pueden convocar referéndum si los aprueba el Parlamento, nunca si lo decide una comunidad autónoma–, sino que además, a juicio de los socialistas, da cobertura política al entorno de ETA en un momento en el que la banda está muy debilitada a nivel operacional después de los duros golpes policiales que ha sufrido en los últimos meses.

La iniciativa de Ibarretxe obligó a Zapatero a rechazar sin medias tintas la propuesta, generando un clima de tensión con los nacionalistas moderados que no habían aparecido desde que éstos presentaran hace tres años una propuesta de creación de un Estado asociado a España que fue también rápidamente rechazada por Madrid. Una brecha que intentará aprovechar también el PP, aunque sus relaciones con los nacionalismos moderados son más que precarias. Los populares saben de todos modos que sin contar con ellos les será muy difícil gobernar, aún si ganan las elecciones de marzo.

En Cataluña, mientras tanto, la situación también se ha ido tensando en los últimos meses. Los incidentes de la quema de las fotos del rey son aislados, pero dejan traslucir también un crecimiento del sentimiento independentista expresado en el reciente giro hacia posiciones más nacionalistas de Convergencia I Unio, un partido similar al Partido Nacionalista Vasco, conservador, cristiano y que nunca enarboló las banderas de la independencia. Pero desde que perdieron el control del gobierno regional hace tres años y medio a manos de una coalición de izquierda liderada por el PSOE pero con fuerte presencia de Ezquerra Republicana –la más fuerte expresión del independentismo catalán–, Convergencia se ha visto obligada a extremar sus posiciones para no perder el electorado a manos de sus competidores. Zapatero le restó trascendencia al recrudecimiento de estas tensiones en una entrevista concedida a la televisión la pasada semana, pero no pudo despejar por completo la sensación de que el río está sonando y que cada vez hace más ruido.

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