EL MUNDO › EL CONSEJO DE LA ONU PRESIONA EL PROGRAMA NUCLEAR DE TEHERAN
› Por Marcelo Justo
Desde Londres
Los miembros permanentes del Consejo de Seguridad y Alemania acordaron en Londres una nueva ronda de sanciones contra Irán. Estados Unidos, Gran Bretaña, Francia y Alemania vencieron las reservas de Rusia y China, que hasta ahora se habían negado a adoptar este camino, para presionar a la República Islámica iraní a desmantelar su programa de enriquecimiento de uranio. Ayer, el vicedirector de seguridad de Irán, Javad Vaeedi, rechazó esta exigencia. “Hemos resistido hasta ahora precisamente para preservar nuestro derecho a enriquecer uranio”, dijo Vaeedi.
El próximo 19 de noviembre las seis potencias volverán a reunirse para analizar dos informes: el de Javier Solana, alto representante de política exterior de la Unión Europea, y el que presentará el director del Organismo Internacional de Energía Atómica (OIEA), Mohammed el Baradei. “A menos que los informes del doctor Solana y el doctor El Baradei sean positivos, se pondrá a votación en el Consejo de Seguridad el texto de esta tercera resolución”, señaló un portavoz del Foreign Office.
Las dos resoluciones previas de la ONU –diciembre del año pasado y marzo de éste– atravesaron similares tensiones político-diplomáticas y no consiguieron el impacto buscado, a pesar de contener sanciones contra el Banco Sepah y otra serie de organizaciones y personas que tienen vínculos con la Guardia Revolucionaria, el cuerpo de elite de la revolución iraní. Las resoluciones exigían que Irán abandonara su programa de enriquecimiento de uranio y a cambio le ofrecían ayuda para desarrollar un programa nuclear civil, así como el posible levantamiento de sanciones unilaterales de los Estados Unidos en aviación, telecomunicaciones y maquinaria agrícola.
Estados Unidos ha mantenido abierta la opción militar y la semana pasada impuso sanciones económicas unilaterales. Por su parte, el gobierno de Mahmud Ahmadinejad ha reiterado que su programa nuclear es para fines pacíficos. El talón de Aquiles de la posición iraní es que en 2003, la OIEA informó que había ocultado durante 18 años su programa de enriquecimiento de uranio, esencial para producir una bomba nuclear. El talón de Aquiles de Estados Unidos es que como signatario del Tratado de no Proliferación Nuclear debería reducir su arsenal nuclear y, lejos de hacerlo, ha favorecido el despliegue de armas mininucleares como parte de la guerra contra el terrorismo. Una segunda paradoja es que, con la excepción de Alemania, los cinco países que le exigen a Irán que no siga este camino son Estados que consideran que las armas nucleares son esenciales para su defensa.
En septiembre, el gobierno de Ahmadinejad anunció que habían instalado centrifugadoras para el enriquecimiento de uranio, en abierto desafío a las resoluciones de la ONU. Más allá de las intenciones del gobierno iraní, entre los expertos no hay acuerdo sobre cuánto tiempo le falta para reunir las condiciones técnicas necesarias para tener una bomba. Según el Instituto Internacional de Estudios Estratégicos de Londres, se trataría de dos o tres años en el mejor de los casos. El mismo El Baradei indicó el domingo que Irán está a años de tener la bomba: Estados Unidos y Francia dejaron en claro que no estaban de acuerdo con el jefe del OIEA.
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