EL MUNDO › EL ATENTADO DEJO 50 MUERTOS, ENTRE ELLOS NIÑOS
› Por Raymond Whitaker *
Uno de los peores atentados suicidas en la historia de Afganistán dejó ayer al menos 50 personas muertas y centenares de heridos en la ciudad de Baghlan. Por lo menos cinco miembros del Parlamento y muchos niños de colegio que se habían reunido para agasajarlos cuando llegaran a la fábrica de azúcar, murieron. El terrorista se infiltró en una multitud de curiosos mientras la delegación parlamentaria, en una misión económica, se dirigía entre dos filas de niños hacia la entrada de la fábrica. Los testigos dijeron que detonó una bomba en su mano y en un cinturón con explosivos escondidos cuando los miembros del Parlamento estaban por ser recibidos por los funcionarios y los ancianos.
“Los niños gritaban pidiendo ayuda. Era una pesadilla”, dijo un hombre del lugar. Contó que la explosión había matado a sus dos primas, ambas colegialas. Otros testigos dijeron que el lugar estaba lleno de cuerpos y regado con sangre. Mostafa Kazemi, un vocero de la oposición y ex ministro de Comercio, se encontraba entre los muertos con por lo menos otros cuatro miembros del Parlamento. Shukria Barakzai, una viceministra de Agricultura y prominente miembro del Parlamento se contaba entre los asistentes de la delegación compuesta por 18 parlamentarios que resultaron con heridas. Dijo que 13 de los legisladores visitantes estaban o bien muertos o “en peligro”. Anteriormente se registraron intentos de asesinar a los gobernadores provinciales, pero éste es el ataque más sangriento contra representantes de las instituciones afganas creadas en la era postalibán. El jefe de seguridad de la provincia de Baghlan, Abdurrahman Sayedkhai, dijo: “El terrorista se acercó mucho a la delegación cuando eran saludados. Se acercó mucho a Mostafa Kazemi. Llevaba una cantidad enorme de explosivos. Hemos encontrado 50 muertos hasta ahora pero todavía hay cuerpos en las calles que no hemos contado y algunos de los muertos han sido retirados por sus familiares”.
Los ataques de bajas masivas se han convertido en un hecho común en Irak desde la invasión en 2003, pero el número de muertos del ataque de ayer sorprendió a los afganos, que temían que el estado de emergencia en el vecino Pakistán aumentara la inestabilidad en su país. Los insurgentes afganos han adoptado cada vez más las tácticas iraquíes contra las tropas extranjeras y las fuerzas de seguridad del gobierno de Kabul.
La masacre en Baghlan fue todavía más inesperada porque sucedió lejos de la guerra en el sur y el este de Afganistán que ha estallado en los últimos dos años contra un resurgente talibán. Aunque Kabul ha sufrido ataques devastadores contra objetivos de la policía y el ejército en los últimos meses, la mayoría de los ataques suicidas sucede en provincias cercanas a la frontera con Pakistán, desde donde llegan muchos terroristas. El ataque de ayer era el primero al norte de la cadena de montañas Hindu Kush, que divide a Afganistán en dos. No es seguro que los talibán sean responsables por el ataque. La provincia de Baghlan no ha tenido ninguna actividad talibán recientemente, aunque el movimiento ha perpetrado ataques cerca de Kabul.
* De The Independent de Gran Bretaña. Especial para Página/12.
Traducción: Celita Doyhambéhère.
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