EL MUNDO › PRIMERA REPARACION POR LA GUERRA DEL PACIFICO
En un gesto inédito, Chile entregó ayer a Perú parte del considerado tesoro cultural que se llevó durante la Guerra del Pacífico (1879-1884). Cerca de 3780 libros de la época colonial fueron devueltos a la Biblioteca Nacional del Perú en una nueva señal de acercamiento del gobierno de Michelle Bachelet a su par en Lima. “Es parte de la agenda positiva”, explicó el canciller peruano José Antonio García Belaúnde, en referencia a la estrategia de los dos mandatarios de enfocarse en los temas en los que existe consenso, en vez de los más conflictivos como los diferendos fronterizos.
Para el director de la Biblioteca Nacional peruana, Hugo Neira, la iniciativa chilena es inédita. “En Europa hay muchos ejemplos de devolución de los botines de guerra, pero en América latina yo creo que no ha habido y menos en dos países que han mantenido relaciones bastante tensas durante mucho tiempo”, destacó. De todas formas, todavía quedan miles de volúmenes por encontrar.
Los especialistas e historiadores peruanos no saben con exactitud la cantidad de libros y documentos que se llevaron los chilenos después de los tres años de ocupación (1881-1884). Según una investigación del matutino chileno Diario Siete, publicada el año pasado, los soldados habrían saqueado 10 mil libros de la Biblioteca de Lima, además de otros documentos, cuñas de monedas y piezas históricas. En Perú, en tanto, los sectores nacionalistas siguen reivindicando la investigación del escritor Ricardo Palma, que asumió la dirección de la Biblioteca Nacional de Perú después de la guerra. Según sus cálculos, de los 30 mil ejemplares que existían antes de la ocupación, sólo quedaban 300 en 1884.
El saqueo se explica en gran parte porque el edificio había sido utilizado por las Fuerzas Armadas chilenas como cuartel general durante los tres años que duró la ocupación de Lima. No obstante, ayer Neira destacó que para el gobierno peruano el Estado chileno ha entregado todos los volúmenes históricos que tenía en su poder.
En el acto oficial en Lima también estuvo la directora de Bibliotecas, Archivos y Museos de Chile, Nivia Palma, que mostró sonriente a las cámaras los ejemplares que databan de los siglos XV al XIX, cuando explotó la guerra. Los libros son considerados reliquias históricas y, según Neira, recuerdan cuando Lima era uno de los centros políticos y culturales más importante de los virreinatos españoles. Para Palma, Santiago buscó saldar una “deuda histórica” que mantenía con Lima y comenzar a sanar las heridas que dejó una cruenta guerra, la posterior ocupación y una cifra de muertos que aún hoy se desconoce con exactitud.
Aunque difícilmente logre eso, la presidenta Bachelet sí busca atenuar su negativa a discutir los límites fronterizos. “No tenemos un tema fronterizo pendiente”, repitió sin medias tintas el canciller chileno Alejandro Foxley esta semana. En Perú existe un malestar, en gran parte cultivado por los medios de comunicación, por la intransigencia de Santiago. Mientras Bachelet ha sido categórica con Lima, se ha mostrado más sensible ante las demandas bolivianas, país que también sufrió la ocupación chilena durante la Guerra del Pacífico y perdió su única salida al mar. En medio de este clima de tensión, el gobierno aprista presentó semanas atrás una querella contra el Estado chileno en la Corte Internacional de La Haya. Ayer, Chile logró tapar las acusaciones con frases de agradecimiento y conciliación.
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