EL MUNDO › HUGO CHAVEZ ACENTUA EL ENFRENTAMIENTO CON ESPAÑA
El mandatario venezolano, a quien Juan Carlos I llamó a callar, dijo que revisará las relaciones con España y vigilará sus empresas. Recibió el apoyo de su par brasileño, Lula da Silva.
Hugo Chávez amenazó con revisar las relaciones con España a sólo días de viajar a Europa. El mandatario venezolano decidió ayer ahondar el enfrentamiento que mantiene con la corona española desde el fin de semana pasado. Le pidió al rey Juan Carlos que se disculpe públicamente y advirtió con enfriar las relaciones comerciales. “Las empresas españolas van a tener que empezar a rendir más cuentas, voy a meterles el ojo a ver qué están haciendo aquí todas las empresas españolas”, advirtió. La amenaza no pasó inadvertida en el Palacio de La Moncloa. En Venezuela operan 80 multinacionales españolas, con una inversión de 2500 millones de dólares. En medio de esta tensión, Chávez recibió el apoyo del presidente brasileño Luiz Inácio Lula da Silva.
La situación hubiera parecido impensada hace apenas unos meses. Mientras Caracas y Madrid intercambian críticas, Chávez y París –ahora un aliado declarado de la Casa Blanca– comparten elogios. El mandatario venezolano viajará el próximo martes a Francia para discutir con Nicolas Sarkozy los avances de las negociaciones con las FARC por el intercambio humanitario. A pesar de las especulaciones por su viaje a Europa, Chávez no parece querer distender la situación con la monarquía y el gobierno español de José Luis Rodríguez Zapatero. “Con un presidente de esa estirpe, de esa madera que sale a defender a un fascista y a atropellar la verdad, y un rey que pretende atropellar la dignidad de un pueblo, es difícil tener buenas relaciones”, aseguró el mandatario venezolano.
El sábado pasado, Chávez, el rey Juan Carlos y Rodríguez Zapatero protagonizaron el incidente político que terminó de sellar una Cumbre Iberoamericana que ya había empezado con el pie izquierdo por el choque por las papeleras entre Argentina y Uruguay. El primer día de la Cumbre, el líder bolivariano había atacado al ex presidente español José María Aznar, quien recientemente había visitado Caracas. Lo tildó de “fascista” y de “perrito faldero” de George Bush. Al día siguiente, en la rueda de discursos previa al cierre de la Cumbre, la delegación española repudió sus declaraciones, encendiendo una discusión que terminó con la ya célebre frase del rey: “¿Por qué no te callas?”. Ayer Chávez instó al monarca a retractarse. “Lo menos que debería hacer es ofrecer excusas a Venezuela y a los demás jefes de Estado de Iberoamérica por mandar a callar a un mandatario”, sostuvo.
El cruce verbal entre Caracas y Madrid fue escalando y a principio de esta semana Chávez increpó al rey sobre el golpe de 2002, que logró sacarlo del poder durante poco más de 48 horas. Según el mandatario, el entonces gobierno de Aznar sabía lo que estaba por suceder e incluso habría cooperado en el diseño de un eventual plan de invasión a Venezuela.
Ayer reiteró esta acusación y sostuvo que tiene pruebas que demuestran la participación activa del Palacio de La Moncloa.
Aunque no respaldó las últimas denuncias de Chávez, el presidente Lula salió a ofrecerle un importante y claro apoyo. “Pueden criticar a Chávez por cualquier otra cosa. Inventen algo para criticar, pero no por falta de democracia en Venezuela. Hubo tres referendos, tres elecciones y cuatro plebiscitos, y si hay algo que no falta en el país es debate”, sostuvo el mandatario, quien en más de una oportunidad se definió como su aliado y su amigo.
Lula no sólo lo apoyó, sino que no dudó en cuestionar el comportamiento de la monarquía y el gobierno español. “Hubo una manifestación de Chávez que el rey consideró que era demasiado. Somos un conjunto de países democráticos que realizaron una reunión democrática en la que todos tienen derecho a hablar”, aseguró y remató: “Quien dijo ‘cállate’ fue el rey, o sea no fue ninguno de nosotros”.
Los apoyos abiertos a los cuestionamientos de Chávez no abundaron. Durante la misma Cumbre Iberoamericana, sólo los delegados de Cuba y de Nicaragua, el vicepresidente Carlos Lage y el presidente Daniel Ortega, habían respaldado el derecho de Caracas a atacar al ex mandatario español. El resto de los países de la región oscilaron entre un apoyo sutil a la ex metrópolis y un silencio, que tampoco jugó a favor del líder bolivariano.
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