Medio Oriente registró ayer más bajas en medio de esfuerzos cada vez más inútiles para parar la sangría: un helicóptero de la Fuerza Aérea israelí disparó misiles a un automóvil en Cisjordania matando a cinco palestinos, tres de ellos miembros de las Brigadas de los Mártires Al Aqsa, el brazo militar del movimiento Fatah que lidera Yasser Arafat, y los otros dos niños, mientras un palestino era muerto tras disparar en un asentamiento judío y herir de gravedad a dos personas.
La radio israelí citó a palestinos que indicaron que la persona a la que estaba dirigido el ataque, cuyo nombre no se informó, pudo escapar del vehículo minutos antes de que fuera impactado por los misiles. Una portavoz del ejército israelí dijo en un comunicado que había sido impactado un vehículo en el que viajaban extremistas que planeaban perpetrar ataques en Israel en los próximos días. “Aparentemente, como resultado de la operación, varios inocentes fueron alcanzados. Las fuerzas de defensa de Israel lamentan cualquier herida a gente inocente”, señaló el comunicado. El número de bajas civiles entre los palestinos se debe a una táctica de los grupos radicalizados, consistente en instalar sus operaciones en centros densamente poblados, donde las represalias del enemigo causarán el mayor número posible de víctimas, debilitando la imagen internacional de Israel. Los dos niños muertos ayer estaban en un edificio cercano al automóvil.
En el incidente del asentamiento judío, y según la radio de Israel, dos personas fueron gravemente heridas y asistidas en el lugar antes de ser llevadas a un hospital. Los hechos ocurrieron horas después de que tropas israelíes detuvieran en la ciudad cisjordana de Ramalá a Hassan Yusuf, un líder de la organización fundamentalista islámica Hamas en la región.