Dom 17.02.2008

EL MUNDO  › UN ATAQUE CONTRA EL PARTIDO DE BHUTTO EN PAKISTAN DEJO 37 MUERTOS

La campaña opositora se tiñó de sangre

› Por Andrew Buncombe *

Desde Lahore

Un coche bomba mató a 37 personas en la puerta de la oficina de un candidato del partido de Benazir Bhutto en la violenta región del noroeste de Pakistán. Así terminó ayer la campaña de una elección que marcará el final de la transición de la dictadura a un gobierno totalmente civil. Además, 90 personas resultaron heridas en la explosión que tuvo lugar en la ciudad de Parachinar, en la región de Kurram, cerca de la frontera afgana. La mayoría de las víctimas eran del Partido Popular Paquistaní (PPP), la fuerza opositora dirigida por el viudo de Bhutto que se perfila como la favorita en la elección de mañana.

El ataque ocurrió minutos después del final de un acto de campaña. “Varios de nuestros compañeros están tirados sobre charcos de sangre. Estamos llevando a los heridos a las camionetas para ir al hospital más cercano”, relató Zafar Ali, un militante del PPP que estaba en el lugar. Mientras los rescatistas ayudaban a las decenas de víctimas en Parachinar, a unos kilómetros de allí, otro coche bomba mataba a dos personas en un centro de comunicaciones del Ejército. Al mismo tiempo, supuestos militantes islámicos bombardeaban un centro de votación cercano, aunque ese tercer atentado no dejó ninguna víctima.

Desde el regreso de Bhutto de su exilio en septiembre pasado, el país ha avanzando hacia la vuelta de la democracia con tumbos y una creciente violencia. La dirigente opositora, que fue dos veces primera ministra, había conseguido acordar su vuelta con el gobierno de Pervez Musharraf para comenzar la campaña electoral. La fatalidad la acosó desde el primer momento. En su fiesta de bienvenida, en su ciudad natal de Karachi, un atacante suicida irrumpió en la procesión y se inmoló, matando a casi 150 de sus simpatizantes. Los atentados continuaron hasta que en diciembre se convirtió en una mártir, al morir en una explosión tras finalizar uno de sus actos de campaña.

Aunque el presidente Musharraf no se presenta como candidato en la elección de mañana, los comicios son sin duda un referéndum sobre su popularidad. Los sondeos sugieren que su nivel de aceptación es el más bajo de todo su gobierno –de facto– y que su partido, la Liga Musulmana Paquistaní Q, se encamina a una derrota humillante.

La situación del PPP es muy distinta. Impulsado por la ola de simpatía que provocó el asesinato de Bhutto, el PPP es el favorito de todas las encuestadoras para quedarse con la mayoría de las bancas parlamentarias y podrá liderar el próximo gobierno, posiblemente con el apoyo del partido de otro ex primer ministro, Nawaz Sharif.

Pero será crucial para los resultados si las elecciones son justas. Muchos militantes han denunciado irregularidades y, según sondeos, pocos paquistaníes creen que el resultado oficial sea un reflejo inalterado del proceso electoral. Pero aun si la votación parece haber sido transparente y el PPP logra formar gobierno, la salida de la crisis dependerá de si Musharraf –aliado político y económico de las potencias occidentales– está dispuesto a compartir el poder con un primer ministro y un gobierno opositor.

Algunos observadores creen que el mandatario tiene poco margen para negarse a renunciar a una parte del poder que tomó por las armas en el golpe de Estado de 1999. “No creo que pueda hacer algo. El centro del poder virará hacia el primer ministro”, sostuvo el profesor rasul Baksh Rais, un analista político de la Universidad de Lahore. Otros aseguran que Musharraf peleará para retener su posición de autoridad incuestionable. Los dirigentes opositores ya advirtieron que si las elecciones no son transparentes sacarán a la calle a sus simpatizantes. También advirtieron que si consiguen dos tercios de las bancas del Parlamento aprobarán un juicio político contra el presidente Musharraf.

En un discurso televisado de ayer, Musharraf insistió en que la elección iba a permitir una transición aceitada hacia una democracia total. “Tendremos un gobierno estable y electo democráticamente, y aseguraremos una lucha exitosa contra el terrorismo y el extremismo”, prometió. Aunque la guerra contra el terrorismo es apoyada por la mayoría en el país, miles de paquistaníes votarán mañana con la crisis económica y social en la cabeza.

* De The Independent de Gran Bretaña. Especial para Página/12.

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