EL MUNDO › UNA PROTESTA EN BELGRADO DERIVO EN ATAQUES A EMBAJADAS COMO LA DE TURQUIA
Opuesto a la independencia de Kosovo, un grupo de manifestantes se abrió de la marcha y atacó varias sedes diplomáticas. A la noche, la policía encontró un hombre carbonizado en la sede de Washington. Unas 70 personas, entre ellas 19 policías, resultaron heridas. La marcha principal concentró a 300 mil serbios.
› Por Vesna Peric Zimonjic *
Desde Belgrado
La Embajada de Estados Unidos estaba en llamas anoche, después de que un grupo grande de manifestantes serbios se abrieran de la protesta contra la independencia de Kosovo y entraran al edificio vacío, arrancaran la bandera estadounidense del mástil e incendiaran las habitaciones. La policía tardó media hora en aparecer en la escena, mientras jóvenes, muchos de ellos con pasamontañas, irrumpieron en el clausurado edificio, tirando sillas y papeles a la calle y gritando cánticos nacionalistas. Anoche, la policía había encontrado un cadáver carbonizado dentro de la embajada. Todavía no se había identificado el cuerpo, pero el Departamento de Estado informó que no se trata de ninguno de los empleados estadounidenses.
Un manifestante se trepó al primer piso del edificio, arrancó la bandera estadounidense del mástil y puso una bandera serbia en su lugar. Algunos manifestantes saltaban en el balcón de la embajada, sosteniendo una bandera serbia mientras la multitud de unas 1000 personas los saludaban gritando “Serbia, Serbia”. Una fuerza de 200 policías antimotines apareció eventualmente, disparando gas lacrimógeno y arrestando a algunos de los manifestantes.
Además de la embajada norteamericana, también sufrieron ataques las de Turquía, donde fue arrancada la bandera turca y sustituida por una de Serbia, y la de Croacia, donde la bandera fue descolgada de su mástil y luego quemada, y la policía logró impedir que los jóvenes irrumpieran en la legación del Reino Unido. Los enfrentamientos se multiplicaron en el centro de la capital serbia, donde la policía antidisturbios seguía enfrentándose por la noche a grupos de manifestantes que se libraron al pillaje. Unas 70 personas, entre ellas 19 policías, resultaron heridas, según un responsable de un centro de urgencias citado por la cadena de televisión B92.
Unos 300.000 serbios se habían reunido en el centro de Belgrado para una manifestación organizada por el gobierno contra la independencia de Kosovo. Llenaron la enorme plaza frente al Parlamento, el boulevard de ocho carriles frente a él y una plaza cercana. La mayormente tranquila manifestación “Kosovo es Serbia” atrajo a mucha gente de todo el país con la ayuda de ómnibus y trenes gratis.
Los oradores hacían recordar la furiosa retórica nacionalista de fines de la década del ’90, llamando a la confrontación con Estados Unidos y con la Unión Europea por su apoyo a la independencia de Kosovo. “Kosovo pertenece a Serbia”, gritaba por un micrófono el normalmente reservado y conservador primer ministro, Vojislav Kostunica. “Ha sido así desde tiempo inmemorial y será así siempre. Ninguna fuerza, ninguna amenaza o promesa pueden cambiar eso”, añadió mientras la multitud ovacionaba, en clara referencia al desafío de su gobierno a relaciones más cercanas con la UE.
La multitud ovacionaba emocionalmente el discurso de Kostunica y flameaba banderas serbias, también llevaban banderas que decían “Kosovo es Serbia”, “Detengan el terror de Estados Unidos”. Una bandera albanesa roja y negra fue incendiada, mientras la policía miraba para otro lado, totalmente indiferente. La televisión estatal pasaba de escenas de disturbios a cánticos corales en la iglesia.
Los negocios en Belgrado estaban cerrados y las fuerzas privadas de seguridad cuidaban los bancos internacionales y las empresas extranjeras. Había amplio temor a la repetición de la violencia que barrió la ciudad cuando Kosovo declaró la independencia el domingo. Después de la manifestación de anoche aumentaba el temor a que se tomaran represalias contra los opositores políticos y que se impusiera una prohibición a toda crítica del gobierno después del recrudecimiento nacionalista.
Muchos dicen que la atmósfera se parece a los oscuros días de la era Milosevic. La retórica en la manifestación y en las calles recordaba emanación de odio hacia Occidente. Las películas y las series de televisión estadounidenses fueron retiradas de la emisora estatal y los disidentes están siendo amenazados. Todos aquellos que disienten con la línea oficial han sido hostigados por los llamados “patriotas”, mientras que los shoppings internacionales han sido apedreados con la aprobación tácita de las autoridades.
* De The Independent de Gran Bretaña. Especial para Página/12.
Traducción: Celita Doyhambéhère.
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