EL MUNDO • SUBNOTA › HABLA RICARDO MERLO, CANDIDATO A DIPUTADO
› Por María Laura Carpineta
Fue el primer argentino en llegar al Congreso italiano en 2006, y en abril intentará repetir su triunfo. El ex diputado italoargentino Ricardo Merlo tiene 45 años y hace 27 dejó su carrera futbolística –llegó a jugar en la primera de All Boys– y se metió a estudiar Ciencia Política. La razón: la guerra de Malvinas. “Tenía que entender por qué nos mandaron a pelear con ropa de verano y sin entrenamiento”, recordó, dejando por un instante su tono de político en campaña. Merlo no llegó a pelear porque cuando estaba por embarcar los ingleses ya tenían la isla rodeada, pero la experiencia le sirvió para cambiar el rumbo de su vida. Hoy ya no intenta entender lo que pasó por la cabeza de Leopoldo Galtieri, sino cómo evitar una nueva crisis en Italia. En diálogo con Página/12, el candidato independiente (Movimento Associativo con Merlo) promete que no apoyará a un eventual gobierno de Silvio Berlusconi, aunque sí se sentará a discutir las leyes que involucren a los italianos en el exterior.
–¿Qué imagen se llevó del Parlamento italiano?
–Me quedó una imagen muy fea del golpe institucional que le dieron a Romano Prodi y de la gente de la derecha que llevó mortadela y champagne al Senado para festejar en un día que debía ser triste para todos porque caía un gobierno. Desde lo que nosotros veníamos haciendo nos quedaron varias leyes que estaban avanzando. El seguro social y la cobertura médica para todos los ciudadanos italianos en el exterior, un proyecto mío para que la mujer pueda transmitir la ciudadanía sin ninguna discriminación y también estábamos trabajando para permitir que muchos italianos puedan volver al país. Nuestra otra prioridad van a ser los acuerdos entre universidades italianas y argentinas. Queremos menos Harvard y más Bologna, miremos menos a Estados Unidos y más a Italia.
–En un Parlamento dominado por el centroderecha como auguran las encuestas, ¿qué posibilidades hay de avanzar con estos proyectos?
–Eso depende de cómo se mueva cada uno en el Parlamento. Nosotros vamos con una lista independiente para que, a pesar de no votar a Berlusconi, podamos tener diálogo con su eventual gobierno en todos los temas referidos a los italianos que viven en la Argentina.
–¿Qué relación van a tener con la alianza de Berlusconi?
–Política, ninguna. Si es gobierno y nosotros tenemos que dialogar por una ley de los italianos en el exterior, nos vamos a sentar a discutir. Pero relación política no habrá absolutamente ninguna.
–¿Con el partido de Veltroni?
–Vamos a tener un diálogo profundo para poder hacer cosas en común, pero siempre desde nuestro carácter de independientes. Creo que vamos a poder tener una relación muy fructífera.
–¿Y con la izquierda comunista?
–Yo conozco personalmente a Franco Bertinotti (líder de Refundación Comunista) y me parece una persona estupenda. Ha sido un excelente presidente de la Cámara de Diputados en Italia y, aunque yo no soy marxista, creo que es una persona con la que uno se puede perfectamente sentar a discutir. Es más, yo le agradezco muchísimo porque cuando fue la condena de Massera, Tigre Acosta y Astiz en Italia y yo declaré en el juicio y me amenazaron, Bertinotti se preocupó y ocupó de que el gobierno argentino me pusiera una custodia.
–Usted hizo campaña en el 2006 con la promesa de que no votaría para que un gobierno caiga. Si Berlusconi gana en abril, ¿hará lo mismo?
–No, porque ahora las cosas son distintas. Nosotros no vamos a votar por Berlusconi porque creemos que él le va a hacer daño a Italia.
–¿Qué tipo de daño?
–Político. Alguien que se alía con Bush para mandar tropas a Irak cuando ni Francia, Alemania o la mayoría de la Unión Europea lo hace, le está haciendo daño a Italia y a Europa. Durante los cinco años de Silvio Berlusconi, el país votó automáticamente en contra de Argentina en todos los foros internacionales, en el FMI para obtener créditos e incluso votó junto a Inglaterra en el tema Malvinas. Cuando fue la guerra, Italia fue el único país europeo que levantó las sanciones económicas porque la mitad de los soldados argentinos eran descendientes de italianos. Por eso, Berlusconi pone por encima al mercado y por debajo a la persona. Nosotros creemos que es al revés.
–A partir de la importancia que ganó el voto de los parlamentarios en el exterior en estos dos años, la derecha parece haber puesto más interés en la campaña en Buenos Aires, con la candidatura de Esteban Caselli...
–La derecha puede poner diez mil afiches en la calle que no pasa nada. Si uno va a las encuestas, ahí está la realidad. Caselli está trabajando junto con gente del menemismo y representa a un sector minoritario. Caselli ahora dice que es italiano. Está bien, tiene el pasaporte, pero representar a los italianos en Argentina es más que tener la ciudadanía.
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