EL MUNDO • SUBNOTA › LA ALIANZA TENDRá QUE BUSCAR SOCIOS EXTERNOS
› Por Mercedes López San Miguel
Desde Asunción
Fernando Lugo supo encontrarle la vuelta para vencer desde la oposición a una maquinaria del poder como es el Partido Colorado. Desde ahora, a la luz de los resultados, el ex obispo deberá desarrollar nuevas habilidades para dominar un Congreso en el que las vertientes coloradas harán sentir el resentimiento del no poder. La heterogénea Alianza Patriótica para el Cambio (APC) tendrá el desafío de llevar adelante su programa político negociando con sus propias fuerzas y con la oposición. Según resultados preliminares sobre la conformación del Congreso, de las 45 bancas del Senado, 16 corresponderían para el Partido Colorado, 13 para los liberales (socios de la coalición ganadora), uno de País Solidario (también de la coalición), uno del Movimiento Tekojoja (Lugo), nueve escaños para Unace (Unión Nacional de Ciudadanos Eticos), del general golpista Lino Oviedo (ex colorado) y cuatro de Patria Querida (Pedro Fadul, derecha). De esta forma, se desprende que la Alianza requerirá de un socio externo para lograr consensos en la Cámara alta.
Diputados, con 80 asientos, todavía resultaba un enigma. Solamente se estimaron los asientos para la Capital. De los nueve, cuatro irían para los colorados, dos para Unace, uno para los liberales, uno para PMAS (alianza) y uno Patria Querida. Ante este escenario, dependerá de cómo congenian los intereses de los partidos de izquierda de la Alianza –como son PMAS y Tekojoja– con el también oficialista Partido Liberal Radical Auténtico (PLRA). Y sin duda, de cómo negocien con los opositores colorados. La realidad colorada tiene su complejidad: por un lado está el ala castiglionista, del ex vicepresidente Luis Castiglioni, enfrentada al ala de la derrotada candidata Blanca Ovelar, que responde al actual Ejecutivo de Duarte Frutos. Esta fisura a todas luces se hará sentir en ambas Cámaras. Asimismo, el partido del general golpista Lino Oviedo podría moverse por donde sopla el viento. Antiguos vasos comunicantes entre colorados y oviedistas podrían renovarse en el marco de un escenario en el que se sentirán incómodos: ocupar la oposición. Por otro lado, Unace participó en la alianza de Lugo hasta que el general oficializó su candidatura.
Con todo, la renovación que encarna el obispo Lugo resulta harto importante pero nadie puede asegurar que esté exenta de turbulencias. El que ganó es un político inexperto, con una alianza heterogénea y sin una formación partidaria propia. El que quedó en la oposición es un partido viejo zorro de la política, conocedor de todas las mañas y los laberintos del poder.
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