Por Francesc Relea
Desde San Pablo

“Brasil tiene 858 millones de hectáreas de superficie. Unos 600 millones son tierras privatizadas, hay unos 200 millones de tierras públicas que están en la Amazonia. De los 600 millones en manos privadas, 360 millones de hectáreas son aptos para la agricultura, de los que sólo se cultivan 46 millones. El resto son tierras improductivas, en la selva o suelos pobres.” Estos son algunos de los datos que proporciona Joao Pedro Stédile, líder del Movimiento de los Sin Tierra (MST), la organización que dirige la lucha de los campesinos a favor de la reforma agraria en Brasil.
Hay más cifras que ponen los pelos de punta. “Brasil tiene 27.000 estancieros que tienen propiedades mayores de 2000 hectáreas. Controlan 178 millones de hectáreas improductivas. Todos podrían ser expropiados en aplicación de la ley. El 14 por ciento de las tierras del planeta están en Brasil y aquí producimos una miseria. Estamos sentados encima de una inmensa riqueza y el pueblo pasa hambre.” Stédile, de 48 años, nacido en Rio Grande do Sul, hijo de emigrantes campesinos, es cristiano y socialista (milita en el PT). Pasó la adolescencia en el medio rural, estudió economía y continuó trabajando como asesor del sindicato de trabajadores rurales y después participó en las primeras ocupaciones de tierras. El 1984 los diversos grupos que participaron en ocupaciones de tierras improductivas durante la dictadura constituyeron un movimiento social, autónomo de la Iglesia, de los partidos y de los sindicatos. En enero de 1985 realizó el primer congreso. Stédile pertenece a la dirección nacional de 21 miembros, uno por cada Estado.
–¿El MST será el mayor dolor de cabeza para Lula en el poder?
–No, el mayor dolor de cabeza para un gobierno de Lula se llama capital norteamericano, con todas sus representaciones: los bancos (Citibank, BankBoston), el FMI, el Banco Mundial y la OMC. Esos serán los grandes dolores de cabeza del señor Lula y del pueblo brasileño.
–¿Cuánta gente representa el MST?
–En el medio rural brasileño hay 32 millones de personas, de los que 16 millones son campesinos sin tierra, que equivalen a 4,5 millones de familias. Esta es la base social que va a luchar por una reforma agraria. Luego hay un segmento importante de agricultores con tierra y una parcela de agricultores medios que viven en la ciudad, al igual que los grandes propietarios. Así es la proporción de la población rural: la mitad sin tierra y la otra mitad con poca tierra. El MST ha conseguido conquistar tierras para 350.000 familias que hoy están asentadas. Es nuestra base organizada que se moviliza. Y además tenemos 459 campamentos donde hay 61.000 familias acampadas esperando una solución del gobierno. La primera tarea de emergencia del nuevo gobierno será asentar esas 61.000 familias y apoyar a las 350.000 familias que están asentadas, que no reciben ningún recurso desde hace tres años, porque Cardoso nos definió como enemigos.
–Usted y el MST piden una ruptura con la política del BM y del FMI...
–Yo y algunos banqueros.
–Pero no es lo que planteó Lula durante la campaña electoral.
–Los cambios que son necesarios no dependerán de la voluntad de Lula sino de la movilización del pueblo. Nuestra misión en el MST es movilizar al pueblo para exigir al nuevo gobierno esa ruptura.
–¿Cuál es su posición sobre la deuda?
–Hay que renegociarla: suspender de entrada todo envío de dinero al exterior y constituir una comisión del Senado y la sociedad brasileña para hacer una auditoría de la deuda durante dos o tres años.

De El País de Madrid, especial para Página/12.