Mar 06.01.2009

EL MUNDO • SUBNOTA  › LAS MISIONES DE LA TROIKA EUROPEA Y LA DE SARKOZY, TRABADAS

El laberinto de Medio Oriente

Las declaraciones diplomáticas a favor de un alto el fuego en Gaza chocaron con la negativa israelí y con un muro egipcio. La canciller de Israel, Tzipi Livni, rechazó la presencia de observadores extranjeros una vez que termine la ofensiva.

› Por Eduardo Febbro

Desde París

Ninguna información alentadora llegó ayer a París proveniente de Medio Oriente. La gira regional del presidente francés y de la troika europea chocó con dos obstáculos mayores: uno, esperado, que es la posición israelí; el otro, que complicó aún más el juego diplomático, el rechazo de Egipto a aceptar la presencia de observadores internacionales en su frontera con la Franja de Gaza. Nicolas Sarkozy repitió en Cisjordania el deseo que la Unión Europea había manifestado en París en una declaración común de sus 27 miembros: en una conferencia de prensa junto con el presidente de la Autoridad Palestina, Mahmud Abbas, Sarkozy reclamó un alto el fuego “inmediato” en Gaza y recordó que se había “condenado sin ambigüedad la ofensiva terrestre israelí”. Sarkozy volvió a insistir para que se facilite el transporte de la ayuda humanitaria a Gaza, al tiempo que se refirió al lanzamiento de cohetes hacia Israel y al rompimiento de la tregua negociada a través de Egipto por parte de Hamas: “Al decidir poner término a la tregua y al reanudar los disparos de cohetes contra las poblaciones civiles de Israel, Hamas actuó de manera irresponsable e imperdonable”.

El presidente francés está llevando a cabo una misión de buenos oficios en Medio Oriente. Sarkozy llegó ayer a Cisjordania procedente de Egipto, donde empezó su gira diplomática para gestionar un alto el fuego en la Franja de Gaza. En Egipto, el presidente Hosni Mubarak analizó con Sarkozy “los esfuerzos para alcanzar un inmediato alto el fuego en Gaza y suspender los ataques israelíes contra los palestinos”. Sarkozy partió luego rumbo a Cisjordania para entrevistarse con Mahmud Abbas antes de hacerlo con el primer ministro israelí, Ehud Olmert (foto). El jefe del Estado no está solo. Lo acompaña una nutrida delegación de diplomáticos de varios países, entre ellos una troika europea presidida por el ministro de Relaciones Exteriores de la República Checa, Karel Schwarzenberg. Los deseos y las declaraciones a favor de un alto el fuego chocaron sin remedio con la posición israelí, invariable desde hace diez días, y con un muro egipcio. La ministra de Relaciones Exteriores de Israel y presidenta del partido gobernante Kadima, Tzipi Livni, rechazó la presencia de observadores extranjeros en la Franja de Gaza una vez que haya concluido la ofensiva. Esa es una de las tantas demandas que formularon los representantes de la Unión Europea y que figura en las múltiples peticiones que se hicieron para apaciguar la situación en Gaza. En el curso de una reunión con diplomáticos europeos en Jerusalén, Livni aclaró que no veía “razón a la presencia de una fuerza internacional”. La canciller israelí descartó –al menos públicamente– todos los principios reclamados por los europeos y volvió a esgrimir el argumento del derecho de Israel a defenderse de los ataques de Hamas.

Livni dejó bien claro que los bombardeos seguirán oscureciendo el horizonte de la ya martirizada población de Gaza: “La batalla será larga”, y no cesará “hasta que Hamas no termine de aceptar los requisitos fundamentales de la legalidad internacional”. La jefa de la diplomacia israelí puso sobre la mesa lo que Tel Aviv repite hasta el aburrimiento: “Hamas es una organización terrorista que coopera con Irán, se suministra de armas de Irán y tiene su sede en Damasco”. Desde luego, en su defensa de la seguridad israelí no mencionó el asedio al que Israel somete desde hace años a la población de Gaza ni la abundante pila de resoluciones de las Naciones Unidas que, en nombre de su seguridad, Israel jamás cumplió.

La misión de la troika europea y la de Nicolas Sarkozy parecen comprometidas. No obstante, Sarkozy recordó en Cisjordania que “no hay solución militar a este conflicto”. Hamas reaccionó de inmediato a las declaraciones de Sarkozy. El movimiento radical palestino estimó que con su discurso el presidente francés “demuestra su parcialidad total” a favor de Israel.

A este esquema de inamovibles se le agregó otro. La troika europea se encontró con que el presidente egipcio, Hosni Mubarak, rehusó el despliegue de observadores internacionales en su frontera. Esa es, sin embargo, una de las cláusulas que la Unión Europea hizo figurar en su propuesta de alto el fuego. La etapa egipcia, que se presentaba como la más fácil y accesible, demostró rápidamente la compleja profundidad del laberinto de Medio Oriente.

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