Lun 18.11.2002

EL MUNDO • SUBNOTA  › POR QUE SERGIO COFFERATI

El hombre que moviliza

Por S. A.

Este sindicalista de 54 años, hecho en Milán, en la fábrica Pirelli, y secretario general de la Confederación General Italiana del Trabajo (CGIL), convocó una manifestación en marzo a la que acudieron tres millones de italianos. En abril llevó a Italia a una huelga general que paralizó el país. Fue entonces cuando la prensa europea lo dijo: Cofferati es la voz de la izquierda italiana y el mayor enemigo político de Berlusconi. Nadie lo discutió, en un panorama político como el que vive ese país, con una izquierda dividida y anulada por la mayoría absoluta parlamentaria del gobierno. Y con muchos ciudadanos que, por lo visto en esas dos ocasiones, deseaban que alguien removiera el triste panorama instalado por el gobierno de Berlusconi; con el manejo de los medios de comunicación en su beneficio personal, su pretensión de suspender parte del Estatuto de los Trabajadores, sus reticencias hacia Europa o su postura frente a la guerra de Irak. Una pintada que había en Roma estos días decía: “Italia non è USA”.
Tras la ascensión al primer plano de la actualidad, el sindicalista anunció su retirada, después de ocho años en la dirección de la CGIL. Y entonces surgió la gran incógnita: ¿Quería Cofferati saltar a la política? Mientras tanto se publicaron unas cartas de un profesor, Marco Biagi, que asesoraba al Ministerio de Trabajo y que había sido asesinado por las Brigadas Rojas. En ellas aludía a Cofferati como a alguien “que me criminaliza”. Fue una bomba que coincidió con las acusaciones de que Cofferati utilizaba el sindicato para saltar a la política –Berlusconi no dejaba de repetirlo–. Pero los enemigos también crecían en otros jardines, en apariencia menos peligrosos. Los líderes del partido al que pertenece Cofferati –los demócratas de izquierda– y El Olivo, la coalición en la que está integrado, no querían intrusos; aunque entre ellos no cuaja un líder. No se sabe en qué medida todo esto influyó para que Cofferati regresara a su trabajo en Pirelli: si deseaba alejarse del remolino de rumores e inquinas o si quería preparar su vuelta al circo político. Las dudas se despejaron el 23 de octubre, cuando hizo declaraciones que sonaron a declaración de guerra contra El Olivo: “Se están equivocado en todo”.
Después de hablar con Cofferati un buen rato, no se mitiga la primera impresión de que te encuentras ante un hombre de una pieza. Camina muy tieso, se sienta muy tieso y su gesto nunca se inmuta. Para algunos es un político inflexible. Para otros, su inteligencia es sutil, conoce el mundo en el que vive y las necesidades que la sociedad de este tiempo reclama de sus políticos. Sí es inflexible, dice él, con el puñado de valores que siempre ha tenido la izquierda y que se han ido diluyendo poco a poco durante estos años.

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