Un atacante suicida se inmoló ayer en una sala de emergencia de un hospital entre familiares y amigos de un gerente de banco que había sido asesinado horas antes. Al menos diez personas murieron en el atentado y otras 35 resultaron heridas. Al mismo tiempo, en el noroeste del país, el principal bastión insurgente, un misil disparado supuestamente por un avión estadounidense mató a cuatro presuntos milicianos islamistas.

El ataque en el hospital ocurrió en Quetta, la principal ciudad del sudoeste de Pakistán, en la provincia de Baluchistán. Tuvo como blanco a musulmanes chiítas que lloraban la muerte de un gerente de banco asesinado a tiros horas antes, cuando salía de su casa. En el Hospital Civil primero se escuchó la explosión y luego una ráfaga de disparos. Después los rescatistas salieron cargando a los muertos y heridos, según mostraron las imágenes de los canales de televisión locales.

Diez personas murieron en el ataque, entre ellos un camarógrafo del canal Samaa TV que cubría la muerte del gerente del banco y dos policías, y otras 35 resultaron heridas en este “aparente ataque sectario”, según lo calificó el oficial de policía presente. En Quetta son frecuentes los atentados y los ataques entre los musulmanes de la rama sunnita, que son alrededor del 80 por ciento de la población paquistaní, de más de 150 millones de personas.

Los agentes de policía y los guardias de seguridad frente al hospital lanzaron disparos al aire en señal de advertencia después de que se oyó la explosión, mientras los equipos de rescate trasladaron a los heridos y muertos a otro centro hospitalario cercano. De acuerdo con las fuerzas de seguridad, el ataque se realizó con una carga explosiva de entre 10 y 15 kilogramos. La virulencia de la explosión destruyó la sala de emergencias del hospital y quebró las ventanas de los edificios lindantes.

Después del ataque, las autoridades desplegaron efectivos paramilitares para frenar a la multitud enfurecida de chiítas que atacó a los policías y los funcionarios sanitarios que hacían guardia en el hospital. También bloquearon una carretera cercana y ordenaron el cierre de los comercios y las escuelas en la zona.

Mientras tanto, en el noroeste del país, las autoridades paquistaníes confirmaron el ataque aéreo de un avión norteamericano contra presuntos escondites de la insurgencia talibán. El bombardeo fue sobre la aldea de Toljel, en los suburbios de Miranshah, la principal localidad de Waziristán del Norte, justo en la frontera con Afganistán.

Desde agosto de 2008, las fuerzas estadounidenses lanzaron más de 90 misiles en la zona y, según cifras oficiales, el saldo de muertos ya asciende a más de 870 personas. Los ataques se multiplicaron desde el año pasado a partir de la decisión de Barack Obama de poner a Pakistán en el centro de su estrategia para ganar la guerra en Afganistán.