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› Por Ricardo Forster *
El ataque de ayer a una flotilla con ayuda humanitaria para Gaza genera una mezcla de indignación y tristeza. Indignación porque se trata de la política de un gobierno ubicado en una derecha militarista. Tristeza por la reducción de Israel a un Estado belicista que ni siquiera respeta territorios internacionales, como lo demostró ayer. Pero sobre todo tristeza porque no se puede construir paz entre dos Estados.
Las explicaciones son difíciles y deben buscarse en la lógica de una radicalización del conflicto por parte de un gobierno autoritario que no quiere generar diálogo. No hay justificación alguna a lo que sucedió ayer. Fue una acción brutal, desmesurada, que merece el máximo repudio. Es desmesurada porque fue dirigida contra un pueblo débil. Podríamos, en otro contexto, llegar a plantear las críticas al extremismo islámico, que operaría como una justificación. Pero ya no alcanza. Se debe prestar atención a la lógica de confrontación ensayada por Tel Aviv.
El interrogante que se plantea es hacia dónde está yendo la sociedad israelí después de que se rompiera todo tipo de acuerdo. La sociedad israelí afronta muchas presiones que hacen que saque lo peor de sí misma, que hoy tiene expresión en esta derecha belicista. Uno tiene la impresión, casi del sentido común, de que se ha cruzado un límite. Le otorgo una responsabilidad muy grande a Israel por ser un Estado constituido y una sociedad que se dice democrática y que tiene dentro de su seno objetores de conciencia. Sin embargo, la derecha gana consenso en la población porque logró capturar un estado de ánimo.
Este ataque termina dándoles legitimidad a los sectores extremistas palestinos y perturbando a los sectores moderados de ambas sociedades. Ojalá que prime la postura de la comunidad internacional. Aunque las Naciones Unidas han dejado de ser un ámbito donde se alcance una resolución significativa. Israel muestra una lógica irracional de la derecha frente a las buenas relaciones que había entablado con Turquía. Lo de ayer fue un desafío al gobierno turco, pero también un misil por arriba para Obama. ¿Cómo jugará Wa-shington su relación histórica con Israel y cómo su relación geopolítica con Turquía?
En sí, el ataque a la flotilla de paz fue una mezcla de estupidez y de canallada. Si, como dijo el primer ministro turco, no es terrorismo de Estado, bordea muy fino. No alcanza solamente con levantar el bloqueo a la Franja de Gaza impuesto por Israel, como reclaman algunos países. Se deben generar las condiciones de un intercambio económico y crear las bases para la existencia de un Estado palestino.
Filósofo y ensayista.
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