La diplomacia dejó en el camino su estilo vacío y equilibrista a la hora de condenar el asalto israelí. En las primeras horas, el ministro francés de Relaciones Exteriores, Bernard Kouchner, afirmó que “nada justifica el uso de semejante violencia, que condenamos” y recalcó que la situación actual en Gaza “es insoportable y necesita una respuesta política urgente”. Luego, el presidente Nicolas Sarkozy desa-probó lo que calificó como “el uso desproporcionado de la fuerza” y agregó que “toda la luz debe hacerse sobre las circunstancias de esta tragedia, que subraya la urgencia de reactivar el proceso de paz”.

La Unión Europea exigió ayer una “investigación completa” de las autoridades israelíes sobre las circunstancias del ataque contra los barcos humanitarios y reiteró su pedido de que se abra de forma “incondicional” ese territorio palestino a la ayuda humanitaria y al comercio.

La responsable de la diplomacia de la UE, Catherine Ashton, recordó que para la UE “la política de cierre de Gaza sigue siendo inaceptable y políticamente contraproducente”. Alemania, que tiene dos miembros del Bundestag en uno de los barcos que viajaban rumbo a Gaza, señaló que siempre aportó su apoyo al “derecho de Israel a la autodefensa”, pero aclaró que, en este caso, no parece que se haya respetado “el principio básico” de la proporcionalidad en el asalto. Prácticamente todas las cancillerías del planeta se expresaron en términos inequívocos y muchos países convocaron a los embajadores israelíes para pedir explicaciones.

Este incidente sangriento se suma al escándalo de los falsos pasaportes de varios países occidentales utilizados por un comando israelí para asesinar en un hotel de Dubai a un dirigente del grupo fundamentalista Hamas. Gran Bretaña y Australia expulsaron a sendos diplomáticos israelíes en signo de protesta por el montaje de los pasaportes. El asalto al barco reviste un carácter mucho más grave: los pasajeros del barco turco eran civiles y el ataque se llevó a cabo en aguas internacionales.

La flotilla humanitaria estaba compuesta por un barco principal con 700 personas a bordo, el “Mavi Marmara”, dos cargos con ayuda humanitaria y otros tres barcos más pequeños. Un séptimo barco, el “Rachel Cornie”, estaba anclado en Irlanda a punto de partir rumbo a Gaza. El convoy marítimo fue organizado por la Coalición de la Flotilla de la Libertad. Bajo esta bandera estaban agrupadas la ONG Free Gaza, la campaña europea por el fin del bloqueo de Gaza, la ONG turca Insani Yardin Vakfi, la organización Perdana por la paz mundial, las ONG sueca y griega Un Barco para Gaza y el Comité Internacional para el Levantamiento del Bloqueo de Gaza. Cinco flotillas semejantes lograron llegar a Gaza desde que se inició la campaña internacional, en 2008. Otros tres cargamentos similares fueron rechazados por la marina israelí.