Jue 02.01.2003

EL MUNDO • SUBNOTA  › LA PREOCUPACION A LA VEZ EGOISTA Y GENEROSA DEL NUEVO GOBIERNO

La prioridad diplomática es Venezuela

› Por Martín Granovsky

Después del hambre, Lula cosechó los mayores aplausos de su discurso ante el Congreso en sus referencias internacionales, sobre todo cuando habló del Mercosur y, sin dar detalles, de Irak, Medio Oriente y Venezuela.
El Mercosur fue presentado como “un proyecto político que descansa en aspectos económicos y comerciales que deben ser reforzados. Y el resto de los temas quedó englobado dentro de la categoría de “crisis internacionales que deben ser resueltas por la negociación”.
En cuanto a Venezuela, fue sencillo rastrear la referencia en la frase “ayudaremos a buscar soluciones pacíficas dentro de la democracia” o en la definición de “una América latina políticamente estable”.
La crisis interna venezolana se convirtió en la prioridad más urgente de la diplomacia lulista.
Durante la campaña electoral, los ultraconservadores norteamericanos quisieron asustar a los votantes brasileños hablando de un supuesto eje del mal que uniría a Lula con el venezolano Hugo Chávez y, naturalmente, con Fidel Castro, presente ayer en Brasilia aunque quedase ausente de la conmemoración del aniversario número 44 de la revolución cubana. Cuando en una conferencia en Buenos Aires le preguntaron a uno de los principales asesores de Lula, Marco Aurelio García, quien se encargará ahora de América del Sur, si ese eje existe de verdad, escucharon una ironía:
–Por supuesto que hay un eje. Y usted se olvida de Bin Laden.
Lula está tan inquieto por Venezuela que antes de asumir envió a García en misión especial a Caracas. No tenía otro plan que buscar información de primera mano y llamar al diálogo entre gobierno y oposición, pero la visita en sí misma se convirtió en un gran dato de la realidad. Por un lado, quedaba claro el interés personal de Lula por la crisis venezolana. Por otro, García dijo en Caracas que Lula quería preservar la institucionalidad. Una muestra de esa intención fue la confirmación de la oferta brasileña de suministrar petróleo a Venezuela si continúa la huelga de los empleados de la estatal PDVSA. No bien conoció el anuncio de García sobre petróleo, el dirigente de la oposición anti-Chávez Timoteo Zambrano dijo que cualquier ayuda de Lula a Venezuela será considerada “hostil”. En rigor se trató de una medida de prevención, porque Lula y García no hicieron más que refrendar una promesa formulada por Fernando Henrique Cardoso.
Para el PT la fórmula es sencilla. Reniega de un enfrentamiento verbal con los Estados Unidos al estilo de los años ‘70 y, a la vez, sabe que cualquier precedente de golpe de Estado en un país de América del Sur es una mala señal, más aún cuando es una nación vecina.
Clovis Rossi, el influyente columnista de Folha de Sao Paulo, escribió que de Chávez se puede decir cualquier cosa, menos que sea un tirano, entre otras razones porque en Venezuela reina la libertad de expresión más absoluta. Dijo que lo que sucede hoy en Venezuela “se parece mucho a lo que se hacía en Chile contra Salvador Allende”. Según Rossi, “se sabe lo que vino después: ahí sí un tirano que ni siquiera puede salir del país por el riesgo de ir preso como genocida”. El columnista dice que si la remoción antidemocrática de un presidente funciona con Chávez, “podría funcionar con cualquier otro presidente electo”.

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