EL MUNDO
• SUBNOTA › LOS MERCADOS TRANQUILOS, PERO EL CONGRESO NO
Una buena y otra de Temer
Durante la campaña, los “mercados” se encargaron de llenar a Brasil con turbulencias financieras por la potencial elección de Luiz Inácio Lula da Silva como presidente. Ahora que Lula no cumplió ni una semana en el poder, todo es placidez: la Bolsa de San Pablo subió y el dólar y el riesgo país cayeron. Lula también recibió ayer el respaldo de los Sin Tierra. Pero las turbulencias se han desplazado de lugar, hacia el costado político: el acuerdo del ahora oficialista Partido de los Trabajadores (PT) con el centroderechista Partido del Movimiento Democrático Brasileño (PMDB) para controlar en conjunto el Parlamento “pende de un hilo”, según el titular de este último, Michel Temer. Las consecuencias para el PT serían precisamente de Temer, porque pasaría a tener un Congreso francamente opositor que le haría la vida bastante difícil.
En realidad, no se sabe bien qué significa negociar con el PMDB, porque al igual que el resto de los partidos en teoría de oposición (el Partido del Frente Liberal y el de la Social Democracia Brasileña), están seriamente fracturados. Hasta la semana pasada, cuando Lula asumió el poder, se mantenía en las palabras el acuerdo entre el PT y el PMDB para repartirse las presidencias del Senado y de Diputados. Pero el ex presidente José Sarney, que representa a una buena parte del partido y se opone a su conducción, quiere ser retribuido por el apoyo que dio a Lula a pesar de que el PMDB no lo hizo.
“El acuerdo corre riesgo porque el gobierno dio señales de que podría apoyar al candidato a presidente del Senado de un grupo minoritario de nuestro partido”, señaló Temer, en referencia a la supuesta preferencia de Lula por Sarney en la presidencia del Senado en lugar del senador de Alagoas Renán Calheiros, que responde a la conducción del partido. El sábado, un sector del PMDB proclamó a Sarney como candidato a presidir el Senado e interferir así en la dirección del partido, cuando dos días antes un grupo de intendentes del PMDB declararon su apoyo a Lula al margen de lo que decidiera la cúpula.
Otro detonante de esta crisis es el hecho de que Lula ordenara al nuevo ministro de Transportes, Anderson Adauto, que eche a todos los funcionarios políticos de segundo nivel de ese organismo, que fueron nombrados por el PMDB en los últimos ocho años. “El presidente Lula me ordenó que entre a degüello. Es la única manera de moralizar el ministerio”, dijo Adauto, del Partido Liberal. En vista de todo esto, Temer se reunió durante el fin de semana con la cúpula socialdemócrata, lo que podría prenunciar la conformación de un bloque opositor. Pero eso aceleraría las fracturas internas de cada partido.
En medio de estas turbulencias, los mercados le trajeron ayer tranquilidad a Lula. La Bolsa de San Pablo cerró la jornada con un alza del 3,62 por ciento, impulsada por las buenas impresiones que, según operadores, causaron las primeras medidas del gobierno de Lula. Por su parte, el real se revalorizó frente a la divisa estadounidense el 3,03 por ciento para cerrar en 3,35 por dólar, el menor valor desde el pasado 17 de septiembre. Y el riesgo país bajó casi el ocho por ciento para terminar en 1266 puntos, el nivel más bajo desde el 17 de junio pasado.
También los Sin Tierra le dieron la bienvenida a Lula. “El gobierno Lula se está comportando dentro de las expectativas generadas por su elección, que significó la derrota política del neoliberalismo y, por otro lado, la esperanza del pueblo de que ahora habrá cambios verdaderos”, dijo al Jornal do Commercio el líder intelectual del movimiento, Joao Pedro Stédile.
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