La presidenta de Brasil, Dilma Rousseff, decretó ayer un luto nacional oficial de tres días por las 558 muertes ya confirmadas en la región montañosa de Río de Janeiro a causa de las lluvias torrenciales. Horas antes el gobernador de Río de Janeiro, Sergio Cabral, ya había decretado un luto oficial de siete días en ese Estado, a raíz del desastre ambiental.

La secretaria de Fiscalización de Obras Públicas de Teresópolis, Solange Sirico, dijo a una red de televisión que la situación se complicará en toda la zona. “Hay riesgo de epidemias como la leptospirosis y la hepatitis. Además, en toda la zona de montaña hay riesgos ante serpientes y escorpiones.” El gobierno también anunció que han llegado mensajes de solidaridad y ofrecimientos de ayuda desde todo el mundo. En los próximos días se espera que los gobiernos del estado y nacional realicen un operativo para ayudar a los municipios afectados, que se han visto desbordados por pedidos de ayuda por parte de los damnificados, cuando al menos decenas de personas permanecen desaparecidas. “Teresópolis dispone de 1200 médicos, pero eso es insuficiente. Precisamos de hilos para sutura, precisamos de gasas y vendas. Los equipos de socorro están proporcionando vacunas antitetánicas”, dijo la funcionaria municipal Sirico. Para Rousseff, del Partido de los Trabajadores, la emergencia desatada por las inundaciones en el estado de Río representa el primer desafío político importante desde su asunción, el 2 enero, tras vencer en la segunda vuelta al candidato opositor socialdemócrata.