EL MUNDO
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Hora de ultimátums
Por Patrick Wintour y Duncan Campbell
Desde Madrid y Washington
El presidente George Bush tratará de persuadir hoy a Tony Blair para que dé el próximo –y posiblemente final– paso hacia la guerra estableciendo una fecha límite para que Irak se desarme o enfrente un ataque militar. Diplomáticos en el Consejo de Seguridad de la ONU señalaron que el apoyo dentro de la administración Bush a la fijación de un plazo final estaba creciendo. A su vez Bush trató ayer la opción del ultimátum con el primer ministro italiano Silvio Berlusconi, y dijo que sería cuestión de “semanas, no meses”. Subrayando la velocidad que están tomando los acontecimientos, Gran Bretaña convocó ayer a 6000 reservistas.
Mientras el tema del ultimátum probablemente será el principal en la agenda de Bush para la reunión de hoy en Camp David, para Blair la prioridad será urgir al presidente a seguir en el camino de Naciones Unidas para desarmar a Irak. Blair voló rumbo a Washington pasada la medianoche, confiado en que puede lograr una segunda resolución de la ONU y convencido de que la opinión europea se unirá detrás de una acción firme tan pronto como Bush muestre moderación. En una breve declaración que dio camino a un rápido encuentro con el premier español, José María Aznar, dijo que “creo que si el inspector de armas siente que Saddam se resiste a cooperar, las implicaciones de la resolución 1441 de Naciones Unidas llevan claramente a que debería haber una segunda resolución, y creo que en estas circunstancias la habrá”.
Pero el foco de Blair en la necesidad de una segunda resolución podría verse superado por los acontecimientos. Los norteamericanos han dejado bien en claro en la última semana que están preparados para actuar contra el presidente Saddam Hussein con o sin una resolución, y el nuevo énfasis en un ultimátum sugiere que su prioridad es ahora el cronograma de guerra, no la adhesión internacional para ella. “Por la paz, este asunto debe resolverse”, dijo Bush ayer, agregando que si el presidente Saddam eligiera renunciar a Irak y marcharse al exilio, él se congratularía.
Los diplomáticos de Naciones Unidas en Nueva York señalaron que la voluntad de Washington sería darle a Saddam un conjunto de condiciones a las que debiera enfrentarse durante un corto límite de tiempo. De fracasar en llevar adelante esas condiciones en lo estipulado, el período de conversaciones se terminaría. Una fecha límite homóloga fue impuesta en la Guerra del Golfo en 1991. El 15 de enero fue el tope resuelto por Naciones Unidas que dio a Irak para abandonar Kuwait: dos días después comenzó el bombardeo.
De The Guardian de Gran Bretaña, especial para Página/12.
Traducción: Mercedes López San Miguel.
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