Mar 18.02.2003

EL MUNDO • SUBNOTA

Si quieren celeste, que les cueste, dice Turquía

Por Owen Bowcott*

Las esperanzas norteamericanas de preparar un frente del norte contra Saddam Hussein sufrieron un golpe cuando el gobierno turco retrasó ayer el voto parlamentario que iba a autorizar el despliegue de tropas estadounidenses. En medio del aumento de la oposición doméstica a la guerra, el canciller turco Yasar Yakis lanzó una cruda advertencia: su país abriría su territorio a las fuerzas estadounidenses sólo después de que se haya acordado una ayuda financiera que compense a Turquía el costo del conflicto.
“La cuestión sobre si enviamos o no la propuesta al Parlamento se incluirá en la agenda sólo después de un acuerdo”, dijo Yakis a la agencia de noticias estatal Anatolian News. “No puedo poner una fecha porque primero tenemos que llegar a un acuerdo.” El primer ministro Abdulá Gul y el ministro de Economía, Ali Babacan, visitaron Estados Unidos la semana pasada, pero se fueron sin completar un acuerdo de indemnización que podría llegar a los 20.000 millones de dólares. Washington ha estado haciendo lobby para que Turquía le dé permiso para mandar a unos 80.000 soldados.
“Creemos que será difícil convencer al Parlamento antes de que se llegue a un acuerdo”, dijo Gul ayer, antes de volar hacia Bruselas para conversar sobre la crisis iraquí con líderes de la Unión Europea. “Vamos a volver a informar a Estados Unidos sobre nuestras preocupaciones.” El recelo de Turquía para participar llega cuando otros aliados señalan su oposición a la guerra sin una segunda resolución de la ONU. Actualmente, Austria prohíbe a las tropas estadounidenses que se dirigen a Irak que pisen su territorio. Y ayer, el Congreso húngaro rechazó un plan que iba a permitirle a la OTAN usar las rutas, vías férreas y espacio aéreo de su país para enviar apoyo militar hacia Turquía. La posición sobre Irak de Ankara se afirma además en el temor de que la caída del régimen de Saddam precipite la creación de un estado kurdo independiente en sus fronteras del sur. Miembros de los dos principales grupos kurdos que gobiernan en el norte de Irak, la Unión Patriótica de Kurdistán y el Partido Democrático Kurdistán, se reunieron con comandantes militares de Estados Unidos y Turquía en Silopi, cerca de la frontera, para tratar de aliviar la tensión.
Ankara está dispuesta a mandar una sustanciosa fuerza propia al enclave kurdo en el norte de Irak y se resiste a las exigencias de Washington para que sus tropas estén bajo las órdenes de generales estadounidenses. Los líderes kurdos iraquíes han advertido que las tropas turcas serán vistas como invasoras. Tradicionalmente, Turquía y Estados Unidos eran aliados cercanos en la OTAN, pero el partido gobernante turco, Justicia y Desarrollo, que tuvo un resonante triunfo en las elecciones generales del pasado noviembre, se opone firmemente a un ataque contra Irak y la desestabilización que esto podría causar a la ya debilitada economía turca. Bajo un acuerdo provisorio, cerca de 1000 militares han comenzado a mejorar las instalaciones de las bases turcas.
Gran Bretaña todavía espera una respuesta formal de Ankara luego de que el mes pasado pidiera permiso para desplegar tropas británicas en el área. Una opción podría ser abandonar la idea de un frente del norte contra Bagdad, a pesar de que Washington ya ha insistido con que esto podría hacer que la guerra fuese más larga y sangrienta.
* De The Guardian de Gran Bretaña. Especial para Página/12.
Traducción: Milagros Belgrano.

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