La OTAN lanzó ayer otro feroz ataque contra el complejo donde vive Muammar Khadafi en Trípoli, mientras que el régimen efectuó una contraofensiva contra los rebeldes en la ciudad de Misrata. En el marco de fuertes enfrentamientos, la OTAN se mostró escéptica con respecto al paradero de Khadafi, quien no dio declaraciones desde que se bombardeara su residencia días atrás. En ese ataque resultaron muertos un hijo del líder libio, así como tres de sus nietos.

Las Fuerzas Libres de Libia irrumpieron en un bajo número en la tercera ciudad más grande del país y afianzaron posiciones en el puerto de Misrata. Las fuerzas insurgentes aseguraron haber eliminado el lunes a 36 soldados del ejército y destruido doce vehículos gubernamentales, según consignó el diario británico The Independent.

Por la mañana, cinco bombardeos fueron registrados en el complejo donde vive Khadafi. Un vocero del régimen afirmó que varios niños resultaron heridos durante la operación bélica. La OTAN afirmó ayer que “no tiene prueba alguna” de que el líder libio Muammar Khadafi esté vivo o muerto, aunque advirtió que el dato no les interesa. Así lo aseguró el brigadier general Claudio Gabellini durante una conferencia de prensa en Nápoles.

“No tenemos prueba alguna de que esté vivo o muerto, no sabemos qué está haciendo ahora Khadafi”, sostuvo el militar, según informa la agencia de noticias ANSA. “A decir verdad, no estamos ni siquiera interesados. Nuestro mandato es proteger a la población civil libia y cumplimos este mandato golpeando objetivos militares, no individuos específicos”, agregó Gabellini en la conferencia de prensa.

La última aparición pública de Khadafi fue el pasado 30 de abril, cuando concedió una entrevista televisiva a la cadena Al Jazeera, ocasión en la que pidió negociar directamente con los países que atacan Libia. Desde entonces no se difundieron nuevas imágenes del dictador libio.

Cuando están por cumplirse tres meses del inicio del conflicto en Libia, la ONU estimó que el país corre el riesgo de quedar paralizado como consecuencia de una escasez generalizada. La situación humanitaria en el país africano es dramática. En la ciudad de Misrata –200 kilómetros al este de Trípoli–, donde los bombardeos y combates se suceden desde hace más de dos meses, prácticamente no hay alimentos, ni agua, ni otros productos de primera necesidad. La secretaria general adjunta de la ONU, Valerie Amos, no brindó cifras de víctimas de la represión, pero, según estimaciones, 746 mil personas han huido del país y cinco mil están bloqueados en las fronteras con Egipto, Túnez y Níger.