Dom 23.02.2003

EL MUNDO • SUBNOTA  › COMO ES LA GUERRA DE LOS MEDIOS NORTEAMERICANOS

El arte de insultar a Francia

Por Gary Younge y Jon Henley *
Desde Nueva York y París

La “petulante prima donna de la realpolitik” está dirigiendo el “eje de las comadrejas”, en “un coro de cobardes”. Es una alianza poco santa de “flojos” e ingratos que incluyen un país que es un poco más que un “mini mignon”, otro que es una liga con Cuba y Libia, con un montón de “monos comequesos capituladores” al timón.
Bienvenidos a Europa, como es vista a través de los ojos de los comentaristas y los diarios norteamericanos, mientras los ataques a Europa y los sentimientos antifranceses escalan nuevas alturas. En una andanada de insultos e injurias que van desde los desvaríos más bajos de los tabloides a los columnistas más elevados de los periódicos más serios, la resistencia liderada por Europa contra los planes de guerra de Estados Unidos en Irak no es retratada como una posición diplomática a negociarse sino como una debilidad genética de la mentalidad europea, que vuelve a las europeos más reticentes para librar guerras e incapaces de ganarlas.
Una primera plana del New York Post de Rupert Murdoch mostró las tumbas en Normandía con el titular: “Murieron por Francia, pero Francia ha olvidado”. “¿Dónde están ahora los franceses, mientras los norteamericanos se preparan para poner a su soldados en la línea para combatir al Hitler de hoy, Saddam Hussein?”, pregunta el belicoso columnista Steve Dunleavy. “Hablando de pacificación. Acobardándose. ¿Cómo pueden haber olvidado?” Un dibujo en el mismo diario muestra un avestruz con su cabeza metida en la arena y las siguientes palabras abajo: “El pájaro nacional de Francia”. Murdoch ya se destacó esta semana al emitir dos ediciones gratuitas en Francia de su tabloide inglés The Sun: la primera mostraba al presidente francés Jacques Chirac como un gusano, bajo el título: “Chirac es un gusano”; ayer volvió a la carga, con una página que ahora muestra al “gusano” brindando con Saddam Hussein. Y un chiste que anda dando vueltas en Washington dice así: “¿Qué es un montón de gente con las manos en alto? Respuesta: El ejército francés”.
Si ese lenguaje está resultando un dolor de cabeza para los diplomáticos, entonces piensen unos minutos en los traductores franceses, que han luchado por encontrar las palabras que mantuvieran toda la fuerza del veneno. “Monos comequeso capituladores”, una frase acuñada por Bart Simpson pero difundida en los canales diplomáticos oficiales alrededor del globo por Jonah Goldberg, un columnista del semanario de derecha National Review, finalmente fue: “Primates capitulards et toujours en quête de fromages”. Y la frase del New York Post “eje de las comadrejas” perdió mucho de su veneno cuando fue traducida como una floja “axe de faux jetons” (literalmente “eje de personajes ambiguos”).
La ira norteamericana ha sido reservada para esas naciones que se oponen a su liderazgo, particularmente a la zaga de la renuencia de tres países de la OTAN a entregar recursos defensivos a Turquía. “Tres países, Francia, Alemania y su mini-mignon, Bélgica, se movieron de la oposición a la política de Estados Unidos hacia Irak, a un obstruccionismo formal y de consecuencias –sostuvo en ese momento el Wall Street Journal–. Si hay una guerra, los turcos se enfrentarán al peligro de un ataque directo que los negocios de chocolates de Bruselas no tendrán que temer”. La primera plana del National Review proclamó “Putsch” (Golpe de Estado) con un subtítulo: “Cómo derrotar el asalto al poder franco-alemán”.
Mientras las burlas pueden ser pueriles, la posibilidad de que la administración Bush y las cadenas comerciales pueden seguirlas con medidas punitivas ha preocupado a algunos. Un aviso que salió hace poco muestra a tres automóviles de fabricación alemana, incluyendo un Audi y un BMW, dirigiéndose hacia la cámara con una voz que dice: “¿Realmente quiere comprar un automóvil alemán?”.
Si ha habido algún país que atrajo más desprecio que otros, fue Francia. En el Wall Street Journal, Christopher Hitchens describió a Jacques Chirac como “un positivo monstruo de engreimiento, el abyecto celestino deSaddam, la rata que trató de rugir”. En el Washington Post, George Will opinó que el “oleoso” canciller, Dominique de Willepin, había lanzado a Francia a “un ejercicio para el que Francia refinó a menudo su savoir faire desde 1870, que es decir la retirada, esta vez hacia la incoherencia”. En el New York Times, Thomas Friedman sostuvo que Francia debería ser removida del Consejo de Seguridad y ser reemplazada por India: “India es tanto más seria que Francia en estos días. Francia está tan embarcada en su necesidad de diferenciarse de Estados Unidos para ser importante, que se está convirtiendo en tonta”. Y el editor del Wall Street Journal, Max Boot, afirmó: “Francia ha estado declinando desde alrededor de 1815, y no está feliz con eso. Lo que molesta particularmente a los galos es que su lugar correcto en el mundo ha sido usurpado por la izquierda norteamericana”.
En sus peores momentos, el malhumor transatlántico degenera en lo personal. Cuando la corresponsal de Radio France Inter en Washington, Laurence Simon, comenzó a explicar la posición de su gobierno a Fox News (propiedad de Murdoch), fue interrumpida por el presentador. “Con amigos como usted, quién quiere enemigos”, le dijeron mientras la sacaban del aire.

* De The Guardian de Gran Bretaña, especial para Página/12.
Traducción: Celita Doyhambéhère.

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