Dom 24.11.2013

EL MUNDO • SUBNOTA  › LA ESPOSA DEL EX PRESIDENTE MANUEL ZELAYA ES LA FAVORITA

Ahora es el turno de Xiomara

Hoy se vota en Honduras y podría quebrarse el tradicional bipartidismo si se impone Castro, quien se hizo conocida en las manifestaciones que exigían la restitución de su marido tras el golpe de Estado de junio del 2009.

Los hondureños acudirán hoy a las urnas para elegir presidente entre ocho candidatos, pero dos aparecen empatados en intención de voto y como favoritos: Xiomara Castro, del izquierdista Partido Libre, y Juan Orlando Hernández, del derechista y gobernante Partido Nacional (PN). Se trata de las primeras elecciones en que se ve amenazado el tradicional bipartidismo del PN y el Partido Liberal (PL), con un sector que apoyó el golpe de Estado contra el ex presidente Manuel Zelaya y otro que se sumó a Libre. Los comicios serán custodiados por las fuerzas armadas que ejecutaron el golpe del 28 de junio de 2009, ahora reforzadas por una Policía Militarizada, creada en plena campaña electoral por Hernández. Además de presidente, se elegirá a tres vicepresidentes, 128 diputados al Congreso, 20 al Parlamento Centroamericano con sus respectivos suplentes, 298 alcaldes e igual número de vicealcaldes y 2092 regidores (concejales). El Tribunal Supremo Electoral ratificó que no dará a conocer hoy el ganador de los comicios y que los partidos políticos se comprometieron a respetar esa norma de no adelantar un triunfador el mismo día de las elecciones.

La figura política de Xiomara cobró notoriedad cuando encabezó en Tegucigalpa marchas multitudinarias del Frente Nacional de Resistencia Popular (FNRP) para exigir la restitución de su esposo en el poder. De ganar las próximas elecciones, sería la primera mujer presidenta de Honduras, con el apoyo de diferentes fuerzas políticas y sociales de centroizquierda que el 1º de julio de 2012 decidieron apoyar su candidatura presidencial. En las elecciones generales de 2005 había participado activamente para apoyar a su marido como candidato presidencial del Partido Liberal para el período 2006-2010. Como primera dama había realizado una gran labor social en favor de los pobres.

“Para lograr nuestra verdadera independencia tenemos que poner fin a la dictadura bipartidista”, conformada por el gobernante Partido Nacional y el Partido Liberal, ambos de derecha, afirmó la candidata. La propuesta principal de Castro es la refundación de Honduras, a través de una Asamblea Constituyente –una iniciativa propuesta por Zelaya y que detonó el golpe en su contra– para establecer un “socialismo democrático”.

Por su parte, Juan Orlando Hernández, de 45 años, es el candidato del gobernante Partido Nacional y presidente del Congreso del país. Es empresario de apicultura, turismo y agricultura. Posee tres canales de radio y televisión en su pueblo natal de Gracias. Desde 1998 ha sido diputado por cuatro ocasiones y en enero de 2010 fue nombrado presidente del Congreso nacional. Desde esa institución, como diputado apoyó el golpe de Estado contra Zelaya y al frente del Parlamento impuso la renuncia de cuatro miembros de la Suprema Corte de Justicia, una jugada cuestionada por su arbitrariedad.

Sus propuestas principales son combatir la inseguridad y la creación de empleos, las mismas promesas hechas por su partido en la campaña que realizó el actual presidente Porfirio Lobo. Inclinado a militarizar la seguridad, creó la Policía Militar, con el rechazo de varios sectores y organizaciones defensoras de derechos humanos, que la catalogan como una fuerza paramilitar para reprimir a la oposición.

Los otros candidatos que compiten por la presidencia son Mauricio Villeda, del opositor Partido Liberal; Orlen Solís, por el Demócrata Cristiano. También compiten Andrés Pavón, por la alianza entre Unificación Democrática y el Frente Amplio Político Electoral en Resistencia; Jorge Aguilar, del partido Innovación y Unidad-Social Demócrata; Salvador Nasralla, del Partido Anticorrupción, y el general retirado Romero Vásquez Velásquez, por la Alianza Patriótica Hondureña.

La elección del actual presidente Porfirio Lobo, del PN, en noviembre de 2009 –a cinco meses del golpe de Estado–, se produjo en unos comicios apoyados por Estados Unidos, pero cuestionados en su legitimidad por la mayoría de los países latinoamericanos, por haber sido realizados bajo una dictadura y con graves atentados a los medios de prensa.

Esas elecciones se dieron con un abstencionismo que superó el 50 por ciento de los empadronados, un fantasma que sigue rondando los comicios de hoy, en una sociedad agobiada por el miedo y también acosada por la pobreza, que padece el 70 por ciento de sus ciudadanos, uno de los países más carecientes de la región según la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (Cepal), por lo que el candidato del oficialismo propone crear 800.000 puestos de trabajo.

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