Jueves, 12 de diciembre de 2013 | Hoy
EL MUNDO › TENSIóN EN EL FUNERAL
El acto por el funeral de Nelson Mandela se convirtió en una pesadilla para el presidente de Sudáfrica, Jacob Zuma (foto, izq.). “Indigno”, “vergonzoso”, “humillante” fueron los principales calificativos de miles de espectadores en presencia de mandatarios de todo el mundo y las cámaras de televisión. Al final del acto, en el estadio FNB de Johannesburgo, ni siquiera la tribuna de las autoridades estaba llena. “Lo que debería haberse convertido en el gran momento de Zuma, en presencia de líderes como Barack Obama, se transformó en un humillante y vergonzoso espectáculo”, comentó el diario Cape Times. Durante la ceremonia, el vicepresidente del gobernante Congreso Nacional Africano (CNA), Cyril Ramaphosa, y el arzobispo emérito Desmond Tutu se mostraron molestos con lo ocurrido. Ramaphosa pidió, casi en tono de súplica, disciplina a los asistentes, ya que el presidente indio, Pranab Mukherjee, tuvo que interrumpir su discurso debido al ruido. Mandela fue un hombre disciplinado y los espectadores deberían seguir ese ejemplo, recordó el político del CNA.
A Tutu, mientras tanto, el enfado se le reflejaba en la cara. El clérigo de 82 años protestó por el comportamiento de los jóvenes espectadores, que protagonizaron su propia ceremonia con pitidos, cánticos e instrumentos musicales. “Prometimos a Dios seguir el ejemplo de Mandela”, gritó Tutu a los alborotadores. “No sólo han despreciado a Zuma, también a Madiba”, aseguró el vocero del CNA, Jackson Mthembu, refiriéndose a Mandela por su nombre de clan. Debió ser muy doloroso, sobre todo para la familia del Premio Nobel de la Paz, agregó Mthembu, que consideró reprochable politizar de esa manera un funeral.
También los medios críticos con el gobierno denunciaron lo ocurrido en el estadio. “Zuma merece la humillación, pero no fue el momento correcto”, criticó el Times. Para el diario Daily Maverick, lo ocurrido desacreditó a todos los sudafricanos. No se trataba de protestas de los pobres contra un presidente supuestamente corrupto o incapaz, señalaba el autor del artículo allí publicado. “Los manifestantes procedían de la típica clase media negra, que puede permitirse tomarse un día libre para ir al estadio”, señaló el periodista.
Y es que el trasfondo de las protestas no fueron tanto las acusaciones de corrupción contra Zuma. La mayor parte de quienes abuchearon al presidente eran seguidores del líder de izquierda Julius Malema, a los que se podía reconocer por sus gorras rojas y camisetas, así como muchos miembros del CNA de la provincia de Gauteng. Los miembros del partido de esa provincia cercana a Johannesburgo son muy críticos con Zuma, entre otras cosas por la introducción de un nuevo peaje de autopista.
Un día después del funeral trascendió que hubo más altercados durante la ceremonia. Según medios sudafricanos, tras la tribuna presidencial se produjeron tumultos e incluso peleas. El motivo: las fuerzas de seguridad no querían permitir el paso de los guardaespaldas de la reina Rania de Jordania y de otras personalidades. Además, el gobierno contrató, al parecer, a un intérprete de señas que no dominaba la lengua internacional y que utilizó todo el tiempo los mismos cuatro o cinco gestos, lo que la asociación de sordos de Sudáfrica calificó de burla del lenguaje.
Por último, en la ceremonia se anunció la presencia del presidente y el primer ministro de Israel, Shimon Peres y Benjamin Netanyahu, que no asistieron al acto, como ya habían anunciado. El Ministerio de Exteriores de Sudáfrica no dio ayer ninguna aclaración al respecto.
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