Mié 10.09.2003

EL MUNDO • SUBNOTA  › LA CRISIS ISRAELO-PALESTINA

No hay guión de paz

› Por Mercedes López San Miguel

A una semana que el líder de los palestinos, Yasser Arafat, dijera que la Hoja de Ruta “está muerta”, su par israelí le echa la culpa por el fracaso del plan de paz patrocinado por su aliado Washington. Entre una y otra declaración, Israel intentó matar al fundador de Movimiento de la Resistencia Islámica (Hamas), el anciano jeque Yassin, y las facciones radicales le respondieron ayer con un tendal de muertes en dos ataques en un día. Sobresale la salida de hace horas del premier palestino Mahmud Abbas, quien aislado en sus demandas dimitió este sábado –día del ataque que hirió a Yassin– como ya había amenazado antes. Y asoma su sucesor.
Abbas ha representado el pivote de la Hoja de Ruta a los ojos de la administración Bush. De un proyecto de paz que estuvo empantanado desde el inicio en medio de la espiral de violencia entre israelíes y palestinos y sobre todo, de deslegitimación de la Casa Blanca como mediador. El paréntesis de tregua de las cinco facciones palestinas no hizo más que dar un espacio a los grupos radicales para rearmarse y agruparse. Sumado a que Israel continuó con su política de captura de los dirigentes extremistas.
El vocero de Sharon dijo ayer, tras el doble atentado, que “Israel ha advertido insistentemente que el fracaso de los palestinos en el desmantelamiento de la infraestructura del terrorismo en su área de jurisdicción conduciría inevitablemente a ataques de este tipo y ahora Israel hará lo necesario”. Entonces previsiblemente tendremos en las próximas horas la respuesta israelí –que va a confirmar que efectivamente la Hoja de Ruta a esta altura está muerta–.
Aparece en escena una figura mimetizada con Arafat: Ahmed rei. Con un perfil mucho más mediático que su predecesor, Mahmud Abbas, el probable nuevo primer ministro palestino, Abu Alá (nombre de guerra), celebró ayer varias entrevistas en sus oficinas de Abu Dis. En una de ellas, concedida a la agencia Reuters, rei aseguró no estar dispuesto a gobernar según “los dictados de Israel” y reiteró sus demandas en relación con la congelación de los asesinatos selectivos y las operaciones militares. rei volvió a demandar que el Ejecutivo israelí suavice el confinamiento físico y el acoso político al que somete a (su protector) Arafat, con el que sin duda mantiene mejores relaciones que el defenestrado Abbas.
Asimismo, el todavía portavoz del Consejo Legislativo reiteró su voluntad de alcanzar una nueva tregua a la que se sumen no sólo a las organizaciones extremistas palestinas, sino también el ejército israelí.
Sin embargo, se negó en principio a llevar a la práctica una campaña de actuaciones policiales contra las organizaciones extremistas en Gaza, tal como le exige Sharon. “Esto no puedo hacerlo, pero haré cosas a favor de mi gente y del proceso de paz, dado que soy muy serio en este punto”, añadió rei, en alusión a su participación en las negociaciones de Oslo y luego también en el plan de paz que presentó en el año 2002 junto al entonces ministro israelí de Exteriores, Simon Peres. Por ahora, sus palabras carecen de resonancia.

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