EL MUNDO • SUBNOTA › MANFREDO KOESSL, DEL PARTIDO VERDE DE ALEMANIA
El abogado argentino y militante ecologista señala el efecto que el referéndum griego tendrá en la Unión Europea. “Ni Grecia puede irse ni los países del euro pueden permitir que se vaya.”
› Por Adrián Pérez
Manfredo Koessl se fue del país con el vívido recuerdo de Domingo Cavallo indicándoles a los científicos argentinos que se fueran a lavar los platos. Hasta febrero de 2004 repartía su trabajo como docente de derecho entre las universidades de Córdoba, Villa María y Blas Pascal. Tras una escala en la Universidad de Antioquia, Medellín, el abogado argentino se radicó en Alemania y comenzó a militar en el Partido Verde –opositor a la Unión Demócrata Cristiana de Angela Merkel– donde participa en el equipo de Relaciones Globales. En diálogo con Página/12, Koessl analiza desde Weimar la situación de Grecia, identifica la estrategia de Angela Merkel en las negociaciones entre Atenas y los acreedores, dice que la solución no pasa por la salida de Grecia del euro y asegura que criticar a la troika por la situación del país heleno es esconder la responsabilidad de los países centrales de la Unión Europea.
–¿Qué puede suceder en la Eurozona y en Grecia ahora que se impuso el No en el referéndum?
–En Alemania señalan que si sale del euro, habrá una crisis muy fuerte en Grecia. Para la Unión Europea será un golpe, más que económico, moral. No tiene que ver sólo con que Tsipras se vaya a su casa: es un golpe al euro en su capacidad de competir con el dólar. Se caerán muchos créditos y los países garantes tendrán que pagarlos. Ochenta mil millones de euros no van a quebrar al Estado alemán. Si los griegos dicen que no, se seguirá negociando. Ni Grecia puede irse ni los países del euro pueden permitir que se vaya. Supongamos que los griegos inventan un dracma: no tendrán capacidad de crédito. Grecia no tiene un tejido industrial que permita pensar en una fuerte devaluación que favorezca las exportaciones.
–¿Cómo evalúa el rol de la troika en la crisis griega?
–La troika no apareció por su cuenta. Los países centrales de Europa se escondieron detrás de la troika. La prensa alemana empezó a darse cuenta estos días de que el Fondo Monetario Internacional no pega una. Pegarle al Fondo o a las otras instituciones por lo que pasa en Grecia es esconder la responsabilidad de los mandatarios europeos.
–¿De quién es la responsabilidad, entonces?
–Fundamentalmente, de la clase dirigente europea. De Angela Merkel, David Cameron, François Hollande y de sus antecesores. Primero discutamos quién y por qué puso en escena a la troika; culpar a los organismos de crédito es la salida fácil, pero el problema es más estructural.
–¿Cuál es la posición de democratacristianos y socialdemócratas en el Parlamento respecto de las negociaciones entre Atenas y la troika?
–Además de no estar de acuerdo ideológicamente con Tsipras, la coalición gobernante se pone nerviosa con sus idas y vueltas, dice que es imposible hablar con él y que nunca entrega un plan sustentable que permita avanzar en las negociones. Dicen que cada vez que el ministro griego (Yanis Varoufakis) presenta un informe, Atenas es muy vaga en su planteo.
–¿Qué proponen los legisladores verdes?
–Sostenemos que Grecia no está en condiciones de ahorrar y pagar deudas al mismo tiempo. Proponemos una refinanciación de su deuda por cinco años, pero que no se le dé un euro; que administren y traten de recuperar su economía con lo que tienen y lleven adelante las reformas estructurales que, en algún momento, tienen que hacer. El problema básico, para nosotros los verdes, es que lo que está en juego es Europa, no el euro. Si Grecia se cae del euro, el problema sigue estando.
–¿Cómo definiría la política de Merkel frente a la crisis?
–Su estrategia ha sido, como decimos en Argentina, “hacer la plancha”: quedarse quieta, y si el problema no se soluciona por sí mismo, ver qué se puede hacer. Por lo que dicen los analistas alemanes, en el discurso de Merkel se ve su intención de no dejar que Grecia salga del euro. Nosotros creemos que está yendo en contra de todas las políticas de su propio partido de pelear por una Europa más fuerte y unida.
–¿Esa Europa se construye quitando del camino a países como Grecia?
–Hay que darles más poder a las instituciones europeas, al Parlamento europeo. Al alemán le dolió mucho dejar el marco. Hace doce años que estamos con el euro y una crisis tras otra diluye la idea paneuropea. Y se propone que Grecia, si el plan no funciona, se vaya del euro, como si eso fuera la solución. En ese contexto, Alemania es demasiado débil y demasiado fuerte al mismo tiempo.
–¿Por qué es demasiado débil y demasiado fuerte?
–Es demasiado fuerte para ser un jugador más, pero demasiado débil para imponer su política en la Unión Europea. Alemania juega un rol importante en la economía de la Unión Europea, pero no es un actor dominante. Es demasiado débil para arreglárselas sola frente a una serie de crisis y problemas a nivel mundial y europeo. No tiene el mismo peso que Estados Unidos en el ALCA o Brasil en el Mercosur. Europa es una gran familia donde si mamá Alemania dice una cosa, pero papá Francia y el tío Inglaterra dicen otra, mamá no puede imponerse. No es que no tenga responsabilidad, pero Alemania no decide.
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