Después de la visita relámpago del presidente George Bush, fue el turno de una de sus más cerradas rivales, la senadora y ex primera dama Hillary Clinton, de llegar a Irak para “levantar la moral de las tropas”. Clinton pasó el día de Acción de Gracias en Afganistán con soldados norteamericanos estacionados allí y llegó ayer a Bagdad en compañía de su colega de Rhode Island, Jack Reed. La senadora por Nueva York, que tenía planeado pasar el sábado en Irak, se reunió con el jefe de la administración provisional, Paul Bremer, y almorzó con soldados oriundos de su estado. Mientras Clinton conversaba con los soldados, el comando militar norteamericano se dedicaba a desmentir formalmente que sus tropas hubieran matado a dos hermanas iraquíes de 12 y 15 años en Baaba, a 60 kilómetros al norte de la capital. Según el comando, tropas norteamericanas que perseguían a dos hombres encontraron los cuerpos de las dos niñas, que fueron “asesinadas en un caso que investiga la policía”. El comando desmintió las acusaciones del hermano de las chicas, sai, quien afirmó que sus hermanas Fátima y Azraa fueron fusiladas cuando recogían leña en un campo cerca de efectivos norteamericanos.