Hace dos semanas Dilma, ante la falta de fondos por no tener el presupuesto aprobado en el Congreso, redujo drásticamente los gastos de representación y suspendió su agenda diplomática. Dejó sin efecto una visita a Japón y puso en duda sus viajes a Paraguay para la cumbre del Mercosur que se inicia mañana y a Buenos Aires para la toma de posesión de Mauricio Macri el 10 de diciembre. La presidenta enfrentaba uno de los momentos más críticos de su mandato chantajeada por parlamentarios que se negaban a votar el presupuesto y amenazaban iniciar el impeachment.

Pero en los últimos días la crisis amainó. El Congreso votó el presupuesto y la Corte abortó, en lo inmediato, el proceso hacia el golpe blando. Luego de recibir una llamada del presidente Barack Obama, entendida como un aval, y contar con respaldo de miles de ciudadanos que repudiaron el golpe, Dilma embarca fortalecida hacia Paraguay. La Cancillería no brindó precisiones sobre los temas que tratará pero es seguro que si surge el debate sobre Venezuela, tema que ha perdido voltaje, Dilma apoyará su permanencia en el Mercosur. La defensa de Caracas dentro del bloque sudamericano es una posición defendida por Rousseff en varios foros como su rechazo a los asentamientos israelíes en territorios palestinos.

De allí que aún no haya concedido el plácet al colono Dani Dayan a quien Benjamin Netanyahu escogió como futuro embajador en Brasilia.

Antes de partir hacia Asunción Dilma tomó conocimiento de un artículo firmado ayer por una colaboradora del diario Folha, fechado en Tel Aviv, donde se menciona la “irritación” de diplomáticos israelíes ante el retraso en la aprobación de Dani Dayan como embajador. Las mismas fuentes israelíes amenazaron con dejar la embajada acéfala si Dilma no revisa su posición.